La necesidad de aprender y de cambiar las cosas son innatas en Mayte Martín. Coincidí con ella hace varios años porque nuestros hijos estudiaban en el mismo colegio de primaria, en Las Palmas de Gran Canaria. Desde nuestra primera conversación supe que era una mujer inteligente, luchadora y positiva. Admiré y admiro su capacidad de trabajar duro para sacar adelante sus proyectos y la familia, su eterna sonrisa a pesar de las adversidades, su sinceridad y su humanidad.
Estudió Ciencias de la Información, en la rama de periodismo, en la Universidad Complutense de Madrid, ciudad que la acogió y por la que siente un cariño muy especial. Es detective privado, escribe relatos eróticos, novela negra, microrrelatos y prosa poética. Ha trabajado en prensa escrita, digital, radio y televisión y está especializada en el trabajo en gabinetes de prensa. Hoy se sincera y mucho con L&B Actual y nos cuenta sus puntos de vista acerca del periodismo, la literatura, el feminismo, la violencia de género, entre otros temas de actualidad.
«La educación es la base para poder acabar con la violencia machista y el patriarcado heredado»
¿Es posible cambiar el mundo a través del periodismo y la literatura?
Contribuir con nuestras letras y nuestra voz es muy importante. No debemos olvidar que somos comunicadoras y, por tanto, hacedoras de cultura, y es básico que transmitamos ideas que mejoren la vida social de las personas. Y, en este caso, tener siempre en cuenta la perspectiva de género, la igualdad y la diversidad.
Cuando hablo de esto no me molesta que me tachen de feminista, al contrario. Pero quiero aclarar que no solo lucho por la igualdad de oportunidades, por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en el acceso a la cultura, sino también en los roles que damos a nuestras y nuestros protagonistas desde la literatura o el periodismo. El lenguaje inclusivo es muy importante y dar espacio a todas las personas sin tener en cuenta su género.
¿Cómo sobrevive una periodista en estos tiempos difíciles?
Pues es muy complicado. Llevo varios años trabajando como autónoma y la verdad es que no puedo quejarme, sobre todo este último año, pero es cierto que llevar gabinetes de prensa es bastante difícil, estás a expensas del mercado, de que las empresas comprendan que los servicios de comunicación son relevantes para sus negocios. Esto supone que casi siempre haya más implicación de organismos públicos y todos ellos tienen sus gabinetes de prensa internos, así que normalmente me hacen contratos específicos para proyectos concretos.
También tiene sus ventajas, y es la variedad de trabajos que puedo realizar, desde divulgación científica, a deportes, temas culturales, sociales. He llevado un par de campañas políticas y eso me ha enseñado muchísimo, lecciones vitales para nuestro mundo profesional. Mi sueño de escribir y leer me llevó a la aventura de Dragaria, la revista de literatura digital que durante dos años sostuvimos Manuel M. Almeida y yo con sumo mimo y esfuerzos personales. Tuvimos que ponerla en nevera y ahora el prematuro fallecimiento de Manolo la ha dejado congelada. No obstante, está ahí, y hay proyectos en el aire para retomarla.
Hablando de Dragaria, un proyecto cultural que tristemente tuvieron que aparcar, ¿a qué dificultades crees que se enfrentan los medios digitales que ponen en peligro su supervivencia?
Son muchas dificultades y ustedes lo están viendo desde este maravilloso proyecto, al que auguro mucha vida y con el que espero poder colaborar. Es difícil acceder a subvenciones públicas si no llevas un tiempo en el mercado, es difícil lograr publicidad… Era un sueño hecho realidad, pero un sueño que pudimos sostener durante dos años sin recursos, con nuestro trabajo, esfuerzo y tiempos personales.
Necesitamos aportar dinero a la economía familiar y esto como aventura te lo puedes plantear un tiempo, pero si no hay recursos debes triplicarte como nos pasó a nosotros. Trabajábamos para la revista y nos buscábamos la vida por otro lado. A ello suma, como ustedes, la conciliación familiar. En mi caso ya no tengo niños pequeños, pero tengo padres que requieren igualmente cuidados y es muy duro poder compaginar todo. Llega un momento que tienes que parar, respirar y priorizar. Es triste que no podamos ganarnos la vida con lo que más nos gusta, nos hace felices y tenemos capacidad de hacer.
¿En qué momento se encuentra la literatura hecha por mujeres en España?
Creo que estamos viviendo un momento fabuloso, una eclosión de escritoras que hasta ahora estaban invisibilizadas, que no quiere decir que no existieran, porque sabemos que desde los años más remotos las mujeres hemos estado ahí en la historia, formando parte del sector cultural, uno de los que más aporta a la economía del país. Pero fíjate que, en 2020, las mujeres han copado los premios más importantes desde el Nobel a nivel internacional, a nuestro Premio Planeta, al Premio Nacional de Poesía y de Ensayo.
En Canarias no nos es ajeno este fenómeno, y no en vano, son mujeres las que han ocupado los primeros puestos de las listas de ventas. El rol de la mujer se ha circunscrito, desde el inicio de la construcción de la sociedad, al ámbito estrictamente familiar. Pero poco a poco nos vamos rebelando y eso es lo más transcendente.
A primeros de diciembre publicaba el Ministerio de Cultura y Deporte el informe del Observatorio de Igualdad Género en el ámbito de la Cultura; su directora, Fátima Anllo, estuvo en la casa de Colón dando una conferencia al respecto, hace muy poco. Justamente Anllo recordaba que los hombres acumulan en general en el mundo cultural un 60% de los reconocimientos, frente a un 26% de mujeres (el 14% restante corresponde a organizaciones, compañías y colectivos). Hay quienes echan en cara que hay una discriminación positiva, y eso no es malo, creo que es muy necesario para sanear las desigualdades.
¿Piensas que una mujer tiene dificultades añadidas para publicar un libro?
Sin duda, seguimos teniendo obstáculos, aunque es verdad que cada vez hay más interés por parte de las editoriales y que las instituciones públicas exigen ante la Ley de Igualdad un compromiso serio. Compromiso que muchas están asumiendo y prueba de ello son las publicaciones cada vez más numerosas y reconocidas.
Después de tus libros de relatos cortos Sin tu permiso y Reflexiones en blanco y negro, publicas en 2018 tu primera novela La espiral del silencio, de género negro, donde mezclas periodismo de investigación y detectives privados. Según tus propias palabras, este trabajo hace un guiño a la libertad de expresión y es una protesta contra la falta de protección de los profesionales de la prensa. ¿Crees que muchos gobiernos siguen mirando para otro lado mientras los periodistas son encarcelados o asesinados por contar “realidades incómodas”?
Sí, lo siguen haciendo. Las y los periodistas vivimos desprotegidos. El derecho de información es un derecho fundamental y los países democráticos tienen como premisa defender la libertad de expresión, pero la realidad es que ni se persigue el intrusismo, permitiendo que cualquiera pueda ejercer una profesión que está reglada, y pongo como ejemplo nuestro país, cuya titulación debe pasar por unas aulas, pero no se protege de forma contundente, como quien ejerce la medicina o la arquitectura.
Recientemente, una compañera periodista vasca, Irantzu Varela, fue agredida e insultada en su propio domicilio, además por ser lesbiana, un doble atentando personal. A diario en redes sociales atacan e incluso amenazan de muerte a compañeras a las que alegremente les desean incluso que sean violadas. No digamos casos sangrantes como el de José Couso, o de Antonio Pampliega. Y en sitios donde las cosas son aún peor, mira el caso del activista y periodista iraní, Ruholá Zam, ahorcado la semana pasada tras ser condenado a muerte por incitar las protestas contra el régimen en Irán. Mi novela es solo una parte ficcionada de la realidad. Pero tengo previsto seguir trabajando en ello.
«La igualdad de género y el respeto por la diversidad son dos retos pendientes»
Participarás junto a otras mujeres de distintas nacionalidades en una antología contra los malos tratos que se editará en México. ¿Qué falla en la sociedad en general que a estas alturas del siglo XXI tenemos que seguir conviviendo con esta lacra?
La verdad es que es un proyecto precioso en el que me involucró una amiga escritora y editora mexicana, Alma Vitalis. Vivimos tiempos muy duros con este tema de la violencia machista. México es uno de los países más castigados del mundo y ellos han exportado la palabra feminicidio que aún no recogen los códigos penales, y que personalmente reivindico. Este es un libro de mujeres, escrito por mujeres, como tantos otros, porque no cejaremos en aportar nuestro grano de arena en sensibilizar a la población global.
La educación es la base para poder acabar con la violencia machista y el patriarcado heredado. Otra escritora y periodista mexicana a que la personalmente sigo y admiro, Lydia Cacho, ha vivido en carnes propias la persecución, violación, amenazas, secuestro… No podemos permitir que esto siga ocurriendo en sociedades donde la mujer tiene los mismos derechos que el hombre a decidir su destino. Cacho, en su trabajo ‘Ellos hablan’, acompaña a los hombres a mirarse al espejo para intentar entender la violencia desde dentro.
¿Qué fórmula propones para eliminar la violencia contra la mujer? ¿Llegará un día en que dejemos de contabilizar feminicidios?
No me cabe la menor duda que se precisa la educación, la formación desde la infancia. La igualdad de género y el respeto por la diversidad son dos retos pendientes. Romper los estereotipos de roles que se nos han inculcado desde siempre. Los hombres no tienen derechos sobre nosotras, ni nuestros padres, ni maridos, ni hijos. Es muy difícil de erradicar porque hay que cambiar el pensamiento, muchos no quieren perder el poder que han ido adquiriendo a lo largo de los siglos.
Afortunadamente cada vez hay más hombres que se suman a esta lucha y debemos celebrarlo e ir codo a codo. Creo que se está haciendo un trabajo maravilloso desde las aulas, desde los medios de comunicación, desde la literatura, las instituciones públicas… Insuficiente, dados los resultados de este año que dejamos atrás con 1.075 víctimas mortales, desde el 1 de enero de 2003 que se empezaron a contabilizar hasta el día de hoy, con una cifra que antes de terminar el año va por 42 nada más y nada menos, y que deja a 23 menores en orfandad.
Pero todo suma, y creo que hay que reconocer el compromiso del Gobierno autónomo, el insular y local por tratar de erradicar la violencia y lograr esa igualdad. Soy una persona muy optimista por naturaleza y aunque me dan miedo esos partidos radicales que quieren cerrar los ojos, esos grupos religiosos que pretenden minimizar la situación y prolongar el estatus del hombre sobre la mujer, creo que somos tan fuertes y estamos tan unidas, que tarde o temprano lo lograremos, aunque no estemos ya aquí para verlo.
¿Cómo repartes el tiempo entre tus proyectos periodísticos y literarios? Cuéntanos en qué estás trabajando ahora, si no es un secreto.
Qué difícil es compaginar todo esto. Antes te decía que además tengo padres mayores que requieren cuidados, y nos turnamos para estar las 24 horas con ellos. La pasión y la motivación son las claves para mantenerme activa. Creer en lo que hago, buscar continuamente nuevas metas.
Este 2020 ha sido un año, profesionalmente hablando, fantástico para mí, lo digo a boca llena y la gente que me aprecia se alegra de verdad, porque siendo tan duro y dramático a nivel global, en mi parcela privada ha sido de los más positivos. Me ha costado mucho llegar hasta aquí, pero que cuenten conmigo para dar talleres, conferencias, gabinetes de prensa, participación en libros corales y tener un espacio para poder presentarme a concursos, ganar alguno, y además tener nuevas ideas para otra novela, no tiene precio.
Me he visto involucrada en varios proyectos atractivos este año, poder sacar adelante el festival de género negro de la provincia de Las Palmas (LPA Confidencial) y cumplir con sus objetivos de visibilizar a las autoras, ha sido un reto que espero continuar en los años venideros.
Hay un componente muy importante en todo esto, y es creer en una misma, apoyar a las demás personas que una se va encontrando por el camino y que crean en mí, y me apoyen, eso refuerza la autoestima. Es una satisfacción enorme cuando te presentas ante alguien con una idea y te responde: “cuenta conmigo porque eres tú”.
No soy perfecta, cometo muchos errores y en el terreno profesional he tenido que reinventarme, el periodismo ha cambiado con la pandemia y me he visto de golpe con una tecnología que no dominaba, pero he tenido un par de personas que han estado ahí apoyándome, dándome una lección de humanidad y haciéndome ver que debía seguir adelante y ver esto como una oportunidad. Y es la igualdad de oportunidades lo que pido, la capacidad que tenemos todas las personas para lograr nuestros sueños, para emprender y luchar por todo aquello en lo que creemos.
Cuando escuchas reflexiones que salen del alma con esa fuerza arrolladora de la pasión, el conocimiento y la honestidad, una solo puede sentirse agradecida por encontrar a personas como Mayte Martín en el camino de la vida y del periodismo. Cualquier atisbo de pesimismo se diluye porque sabes que hay otros y otras que creen también que una sociedad más justa es posible. Profesionales de la palabra que como Mayte levantan con ideas y acciones los pilares del cambio necesario.
Si quieres conocer la historia de otros profesionales de los medios de comunicación, pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/santiago-gil-una-buena-cronica-es-un-ejercicio-literario/
Blog de Mayte Martín: http://mayteeme.blogspot.com/
Fotos: Celibel Fernández Arocha/Marina Cardenal/FB de Mayte Martín
Me llamo Belkys Rodríguez Blanco. Sí, un nombre muy parecido al de la reina de Saba, pero soy periodista. Me gradué en la Universidad de La Habana, en la era de la máquina de escribir alemana. Como el sentido común manda, me he reinventado en este fascinante mundo digital.
Escribo desde los once años y ahora soy una cuentacuentos que a veces se dedica al periodismo y, otras, a la literatura. Nací en Cuba, luego emigré a Islandia y ahora vivo en Gran Canaria. Estoy casada con un andaluz y tengo un hijo cubano-islandés. Me encantan los animales, la naturaleza y viajar. En resumen, soy una trotamundos que va contando historias entre islas.