El proceso de la maternidad, que se entiende a priori como algo fisiológico, tiene una importante carga simbólica que se ha construido a lo largo de la historia y que, como cualquier otra construcción social, varía y se transforma.
Existen numerosos estudios sobre el concepto de maternidad, sobre sus transformaciones histórico-culturales o sobre cómo han ido cambiando las vivencias de la maternidad en los que se propone, incluso, repensar el término «madre», que parece ir “más allá de lo puramente biológico” 1.
En este proceso evolutivo, los significados de mujer y madre se han ido entrelazando, imponiendo la maternidad a las mujeres como su destino.
Durante las últimas décadas se han dado multitud de escenarios en torno a la maternidad que no solo han disuelto de alguna forma la obligación a la mujer de ejercerla por ser algo natural, sino que han situado a la mujer -y, por lo tanto, al hombre- en una posición diferente.
La lucha por conseguir una corresponsabilidad real y la conciliación familiar están ocupando el espacio social y mediático
Esto, unido a la lucha de los feminismos para romper con los roles establecidos de la mujer, ha dado paso a multitud de maternidades, paternidades y familias posibles.
La lucha por conseguir una corresponsabilidad real y la conciliación familiar están ocupando el espacio social y mediático, mientras arraigan numerosas tendencias que abogan por vivir la experiencia maternal de manera natural, libre y consciente o, incluso, el derecho de elegir entre ser o no ser madre.
El camino hacia la Mala Madre
La idea de la buena madre del siglo XXI, una supermujer capaz de compaginar su trabajo en el hogar, el cuidado de su familia y su vida personal y profesional, parecía haber llegado para quedarse. Pero no ha sido así.
Como ruptura de esa idea de la madre perfecta surgen movimientos y grupos sociales, como el Club de las Malas Madres, que intentan desmitificar la maternidad partiendo de su propia experiencia.
Desde el Club, que nació en 2014 y que ya cuenta con más de 800 mil seguidores en sus redes sociales, se ofrece material divulgativo y especializado acerca de diferentes asuntos relacionados con la maternidad, haciendo hincapié en la conciliación familiar a través de campañas como la de #YoNoRenuncio o la de #EstoNoEsConciliar.
Las mujeres hablan de la maternidad sin edulcorar ni una palabra. Así tenemos el ejemplo de la periodista Samanta Villar, quien afirma que, tras su experiencia personal de ser madre, había “perdido calidad de vida”. Autora de La carga mental femenina: O por qué las mujeres continúan al mando del hogar a coste cero, Villar aborda la problemática de la conciliación y pone el foco en las mujeres que se hacen responsables de todo aquello que tiene que ver con la maternidad o con los cuidados de la familia y del hogar.
Por su parte, Esther Vivas, autora de Mamá desobendiente: una mirada feminista a la maternidad se rebela contra “el ideal patriarcal de madre abnegada y su versión moderna neoliberal de súper mami”. Vivas habla en su libro del embarazo, del parto, de la violencia obstétrica –reconocida recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS)– o del derecho a la lactancia materna, un acto que se conmemora cada año del 1 al 7 de agosto durante la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
La posibilidad de otras experiencias maternales
En torno a estas opciones de maternidad se encuentran las mujeres y los hombres que empiezan a indagar en los beneficios de otros tipos de crianza. Alternativas en las que se promueven aspectos como el colecho, la lactancia materna prolongada y a demanda o respetar los ritmos propios de los niños y las niñas, entre otros.
Además, hay numerosas tendencias que buscan un nacimiento lo más natural posible, a través de los partos en casa, por ejemplo, una opción voluntaria en España que aún no está regulada en nuestro país. En el año 2010 el Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona publicaba la Guía de asistencia del parto en casa que fue actualizada en 2018 por la Asociación de Matronas del Parto en Casa en Catalunya (ALPACC), ofreciendo una alternativa a aquellas mujeres que escogían un parto domiciliario en lugar del hospitalario con todas las garantías de seguridad.
Mujeres y hombres empiezan a indagar en los beneficios de otros tipos de crianza
En este marco aparecen otras figuras como las doulas, que surgieron en una época en la que muchas mujeres denunciaban la falta de humanidad en los procesos de embarazo, parto y el puerperio o la infantilización de las mujeres embarazadas dentro del entorno hospitalario.
Las doulas, que no son profesionales sanitarios ni atienden partos y cuya figura no está reconocida legalmente en España, ofrecen apoyo emocional a las mujeres que han elegido ser madres.
De este modo se entiende que la maternidad no es solo un proceso físico y se promueve el empoderamiento de la mujer en su vivencia maternal, ofreciéndoles la posibilidad de informarse y de decidir.
MATERNIDAD O LA LIBERTAD DE ELEGIR
Que el concepto de maternidad está cambiando es algo que se refleja en los datos: la tasa de natalidad en España desciende vertiginosamente.
Según datos provisionales del informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) “Movimiento Natural de la Población” correspondiente a 2019, la cifra de nacimientos ha descendido casi un 30% en la última década.
Esto se debe, según el INE, a que hay menos mujeres que se encuentran en edad de ser madre, al retraso en la edad de la maternidad -que se encuentra actualmente en los 32 años- y a la disminución del número de hijos por cada mujer que decide ser madre, situándose en uno de media.
Las mujeres rechazan o posponen la maternidad por razones laborales, económicas o de conciliación de la vida familiar y laboral, pero también porque deciden no ser madres.
La no maternidad se ha convertido en una opción posible para las mujeres. De esta forma se diluye la idea de que las mujeres, biológicamente preparadas para parir, tienen obligatoriamente un instinto maternal natural que las hace querer ser madres.
A pesar de que tenemos la sensación de que las mujeres son libres de elegir, el control sobre sus derechos reproductivos y sobre el rol que desempeñan dentro de su proceso maternal sigue estando latente.
Socialmente no está bien visto no tener hijos, perpetuando los estereotipos de antaño. Al mismo tiempo se castiga a las mujeres que son madres, dificultando la conciliación familiar con la personal y la laboral, penalizándolas a nivel económico o no protegiendo a las mujeres ante barreras invisibles como el techo de cristal. Este concepto, acuñado en los años 80, hace referencia a la imposibilidad que tienen las mujeres de ascender en el mundo laboral con respecto a los hombres. Un ascenso cuyos factores determinantes siguen siendo los mismos que hace dos siglos.
Tamara Cruz, viticultora, y Carmen Nieto, asesora fiscal, nos cuentan en el siguiente vídeo sus experiencias y su opinión sobre diferentes aspectos acerca de la maternidad.
1. SER MADRE HOY: ABORDAJE MULTIDISCIPLINAR DE LA
MATERNIDAD DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO. Grupo MAGENTA’S
Fotos: Club de las Malas Madres/INE/Idaira Mederos
Vídeo: L&B Actual
Me llamo Yaiza Mederos Norro y nací en Gran Canaria en 1982, tierra donde me he criado. Aunque sé que soy de aquí y de ninguna parte, me siento isleña de corazón, quizás por eso cuando estoy lejos del mar parece que me falta algo. Las mujeres de mi familia, por las que siento un profundo respeto, han sido mi referente en la vida. He margullado toda mi vida entre palabras e imágenes, mis dos grandes pasiones. Llevo casi diez años trabajando como periodista y reportera gráfica en medios de comunicación y en agencias de publicidad. Me encanta la Naturaleza, escribir y viajar. Creo firmemente que la educación, la autocrítica y el amor son aspectos fundamentales para transformar el mundo en algo mejor.