Lidia Monzón piensa que muchos alcanzan el éxito cada día, pero rara vez lo valoran. Plantea que existe la creencia de que la gente de éxito, aquella a la que admiramos, es inalcanzable y que “el estado de sentirse exitoso es algo casi imposible de lograr”. Con el objetivo de desmontar esta teoría, lleva más de diez años dedicándose a apoyar a mujeres emprendedoras y empresarias en el desarrollo de sus negocios, entrenándolas en habilidades, en herramientas, en comunicación y talento. “Muchas veces se sienten estancadas, que no llegan, que no son suficientes y entonces hay que apoyarlas dándoles estrategias, dándoles foco”, afirma. Está segura de que el siglo XXI es el siglo de las mujeres.
Lidia es mentora para el desarrollo de competencias en comunicación, liderazgo, talento y valores, y es, además, presidenta de la Asociación Española de Mujeres Empresarias de Canarias (ASEME). Desarrolla su labor profesional en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y suma más de 30 años ejerciendo cargos de mando intermedios y liderando equipos de trabajo en diferentes ámbitos. Hoy L&B Actual tiene la oportunidad de conversar con esta mujer incansable que cree firmemente que la transformación a nivel personal y social exige un cambio de mentalidad.
«debemos revisar creencias, qué nos tiene tan coartadas para romper y salir, para expresarnos, para hacernos visibles»
¿Qué herramientas ofreces en tus talleres a las mujeres emprendedoras para lograr sus objetivos?
En los talleres lo que hago es variado y mi idea es siempre apoyar y ver por qué el negocio no crece, más allá de lo que crezcamos nosotras como personas. Mi apoyo es en ese desarrollo personal y luego crear un plan de acción, con objetivos, con metas, con ese foco bien claro y puesto en lo que se desea; encontrar ese cliente ideal que van a hallar y ayudarlas a cerrar ventas. En fin, todo ese complejo mundo que tiene que ver con el emprendimiento y que parte, primero de todo, de nosotras. La primera parte siempre es el trabajo interno de cada una de nosotras.
Cuando se habla de empoderamiento, ¿en qué punto crees que se encuentra hoy en día la mujer?
Estamos en un punto importante pues el siglo XXI es el siglo de las mujeres. A mí particularmente la palabra empoderamiento no me gusta mucho porque parece que nosotras nos tenemos que colocar por encima de y no es eso; es simplemente recuperar nuestro poder, sentirnos merecedoras, es autoconfianza, autovaloración, darnos el tiempo y el cuidado propio.
Yo creo que es nuestro momento; en otro tiempo en la historia no había modelos de empresarias, de directivas y de emprendedoras, no existían los modelos y si existían no salían a la luz y no los podíamos ver; teníamos que ir hacia delante prácticamente a ciegas. Hay también revistas como la vuestra y otras que están evidenciando y poniendo en valor modelos de mujeres de todos los ámbitos profesionales y empresariales.
¿Tienen más ventajas los hombres a la hora de emprender?
Todo lo contrario, el emprendimiento femenino está en aumento. Creo que en la sociedad en la que nos movemos, en esta Europa y en esta España, los emprendedores y las emprendedoras tienen las mismas salidas, las mismas ayudas a nivel gubernamental me refiero.
Muchas veces al no existir la corresponsabilidad familiar, ellas están más coartadas para poder continuar con su emprendimiento, pero esto no depende de los sistemas externos, depende de nosotras mismas, que pongamos eso sobre la mesa de la casa. Los niños son de los dos, la casa es de los dos. Hoy te toca a ti y mañana me toca a mí. Esto hay que hablarlo.
¿De qué manera influye el mundo de las emociones en la gestión del cambio que queremos lograr?
El cambio que queremos lograr, no solo como mujeres sino como sociedad, y cuando hablamos de igualdad, todo lo que costará llegar a equilibrar esos aspectos a nivel mundial. A pesar de tener ese pensamiento global, tengo que empezar por mí, a conocerme, a valorarme, a creerme merecedora de lo mejor, a proporcionarme lo mejor, a tener mis espacios de cuidados, de soledad, de encuentro conmigo misma para decidir hacia dónde quiero caminar. Tenemos digamos unas carpetas llenas de acciones, pero yo siempre invito a tomar tiempo para ti, es importante que hagamos esto.
Ese cambio solo puede hacerse desde cada una de nosotras. Es cierto que luego podemos aportar a los grupos, estar asociadas también es importante, formar parte de grupos de mujeres que sumen. Nosotras mismas proyectamos al exterior desde nuestras creencias, desde nuestros valores, desde lo que pensamos y lo vemos reflejado fuera; por lo tanto, el cambio más importante es dentro de nosotras.
«Nosotras mismas proyectamos al exterior desde nuestras creencias, desde nuestros valores».
Además de mentora, has llevado tu labor de liderazgo femenino a los medios de comunicación. ¿En qué medida ha avanzado la mujer en este terreno? ¿Crees que este es un buen momento para intentar romper el llamado techo de cristal?
En los medios de comunicación cada vez hay más programas que incluyen mujeres, directivas, empresarias, profesionales que tienen además su currículo, su trayectoria personal y profesional importante. ¿Estamos en el momento de romper el techo de cristal? El techo de cristal existe y, como decimos a veces, el techo de cemento, sin embargo muchas veces está en nuestra mente, somos nosotras mismas las que hemos de romperlo, nadie va a venir de fuera a rompernos el techo.
Insisto: debemos revisar creencias, qué nos tiene tan coartadas para romper y salir, para expresarnos, para hacernos visibles. Da mucho miedo tomar visibilidad, salir y decir: “Esta soy yo”; pero es importante que lo hagamos porque tenemos una responsabilidad con las generaciones que vienen detrás, que requieren de modelos.
«Muchas veces al no existir la corresponsabilidad familiar, ellas están más coartadas para poder continuar con su emprendimiento»
Recientemente se celebró en Las Palmas de Gran Canaria el XXXI Congreso Iberoamericano de Mujeres Empresarias. ¿De qué manera influyen eventos como este en la visibilización de la mujer empresaria y en el camino hacia la igualdad?
Lo primero que hicimos fue poner visibilidad y foco en un motón de profesionales de ámbitos distintos: tratamos el sector turístico, la transformación digital, la interculturalidad, la internacionalización, la imagen de marca y el branding. En cada una de las mesas, las ponentes individuales contaron su propia historia de vida; ellas además lideran movimientos de mujeres a nivel internacional como puede ser Verónica Sosa, fundadora de SHE Emprendedoras o Auxiliadora que lidera mujeres lideres en América Latina.
Pusimos en valor este momento importante de las mujeres, pero sobre todo visibilizamos modelos de mujeres, desde el sector rural, el turístico, la abogacía, que se vea lo que han hecho, cuáles son sus historias personales y profesionales, cómo se están moviendo y hacia dónde caminan las tendencias. Unimos aquí tres continentes: Europa, África e Iberoamérica y eso nos permitió dar visibilidad, conocer, podernos dar la oportunidad de modelar mujeres y compartir con ellas.
¿Piensas que el éxito está sobrevalorado hoy en día? ¿En qué consiste exactamente a tu juicio?
Está sobrevalorado quizás el triunfo, lo que son las imágenes del tener: casas, coches, viajes, pero ese camino del éxito, yo lo llamo así porque es un camino, sí es importante que esté en nuestras vidas, que celebremos los éxitos diarios, cada mes, porque me aumentan los clientes; celebrar hace que el cerebro entienda que voy por el camino adecuado, entonces mis metas son cada día mejores. El éxito no hay que tenerlo ni sobrevalorado ni infravalorado.
¿Qué metas te quedan por alcanzar?
Muchísimas. Es infinito ese camino al éxito. Vamos cada día haciendo nuestro propio camino. Me encantaría tener más libros en el mercado, que mi negocio digital diera un salto cuántico y, por supuesto, seguir apoyando a las mujeres en su desarrollo personal y profesional que es mi misión.
En su libro El Éxito, ¿Divina cuestión?, Lidia Monzón plantea tres pilares: el del ser, el del hacer y el del tener. Ella le da la vuelta a esa teoría que asocia el éxito con tener visibilidad o cosas materiales. “La primera parte de ser exitoso eres tú y después qué haces con lo que tú eres y, por último, va a llegar eso que tú deseas para ti, pero sin pasar por la casilla de salida que es el ser, es imposible”. Ella no ve el éxito como un triunfo fugaz. Recalca que es un camino más lento y que lo más importante del éxito es el camino, no el final.
Lidia ha acompañado y continúa acompañando a muchas mujeres emprendedoras que luchan por llevar adelante un proyecto personal y profesional. Las apoya en su ruta al éxito que no es posible sin un cambio de mentalidad; las ayuda a mirar hacia dentro, lugar donde ella asegura que están las respuestas que buscamos y luego proyectamos al exterior. Su misión consiste en promover procesos de transformación desde todos los puntos de vista, con un enfoque integrador y humanista.
Visita la web de Lidia Monzón: http://lidiamonzon.com/
Si quieres conocer la historia de otras mujeres que participan en procesos de liderazgo, pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/kamala-harris-apta-para-luchar/
Fotos: Cortesía de Lidia Monzón/Web y FB de Lidia Monzón
Me llamo Belkys Rodríguez Blanco. Sí, un nombre muy parecido al de la reina de Saba, pero soy periodista. Me gradué en la Universidad de La Habana, en la era de la máquina de escribir alemana. Como el sentido común manda, me he reinventado en este fascinante mundo digital.
Escribo desde los once años y ahora soy una cuentacuentos que a veces se dedica al periodismo y, otras, a la literatura. Nací en Cuba, luego emigré a Islandia y ahora vivo en Gran Canaria. Estoy casada con un andaluz y tengo un hijo cubano-islandés. Me encantan los animales, la naturaleza y viajar. En resumen, soy una trotamundos que va contando historias entre islas.