Las muestras de solidaridad femenina se suceden durante la pandemia. Desde una soprano que canta una ópera desde su balcón en Las Palmas de Gran Canaria para alegrar a sus vecinos confinados, hasta otras féminas que cosen mascarillas en Granada para los profesionales sanitarios. Todo cuenta cuando se trata de aportar un grano de arena para paliar la situación que nos ha tocado vivir. El diario El Norte de Castilla relata que Elsa Pérez, de 91 años, ha echado mano de su casi centenaria máquina de coser Singer para fabricar mascarillas caseras usando viejos retales.
«La solidaridad aflora mucho más en estos momentos de crisis sanitaria»
Elsa forma parte de un batallón solidario contra el coronavirus en la localidad de Tiedra, Valladolid. Con mucho empeño y paciencia, las costureras confeccionan estas mascarillas que, aunque no están homologadas, pueden suplir la falta de material que sufren los que, a pesar del endurecimiento del confinamiento, tienen que salir a la calle para prestar sus servicios a la población. El portal verne.elpais.com nos cuenta la historia de Carmen de la Fuente, matrona de Santander que ha puesto sus conocimientos al servicio de las embarazadas a través de Twitter.
La mayoría de las mujeres expresan sus temores ante un posible contagio del feto. Otras manifiestan sus dudas sobre su salud reproductiva o relacionadas con las pastillas anticonceptivas. Carmen intenta ofrecer soluciones, en la medida de sus conocimientos, para evitar que estas personas tengan que asistir a centros de salud y hospitales. Fuera de las fronteras españolas, la solidaridad femenina llega como una ola de esperanza: Sara Ramiro, una española de 28 años que vive en Liverpool, contactó con la aplicación ¿Tienes Sal?, creada por tres chicas, y que sirve para que los vecinos se ayuden unos a otros.
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Esta app funciona como una red social. Las personas que viven en una misma zona se hacen recomendaciones y ofrecen servicios. Los anuncios tienen que ver con el cuidado de niños, hacer la compra a personas mayores o sacar a pasear a los perros con dueños que constituyen población de riesgo. Por otro lado, un colectivo feminista del barrio madrileño de Vallecas está echando una mano a los padres tras el cierre de los colegios en toda España. Vallekanas Feministas K9 ha creado un grupo de WhatsApp para familias que necesiten ayuda con sus hijos e hijas en el barrio.
La solidaridad aflora en estos momentos de crisis sanitaria. A veces, pequeñas acciones pueden llevar implícita esa esperanza tan necesaria en tiempos aciagos. Cualquier granito de arena puede ir edificando la montaña que escalaremos todos juntos en el futuro, para contemplar el paisaje con otros ojos. El virus ha removido los cimientos del mundo conocido y cuando se haya alejado de nuestras fronteras, algo habrá cambiado irremediablemente en la conciencia colectiva. Quizás estaremos más pendientes de ofrecer una sonrisa, un saludo, una frase amable; de ayudar a quien lo necesite con la sola recompensa de haber hecho el bien al prójimo.
«El virus ha removido los cimientos del mundo conocido»
Entre todas estas acciones solidarias que no nos falte la música, reconstituyente para el espíritu. Dori Cabrera lo sabe y por eso cada día, a las doce en punto, entona para sus vecinos de la calle Valencia, en Las Palmas de Gran Canaria, una pieza operística que pone el vello de punta. Desde su ventana, esta soprano y docente jubilada, interpreta una pieza diferente cada día que se adapte a sus condiciones vocales y a su edad. Un público heterogéneo espera puntual a que se descorra el telón imaginario para deleitarse y aplaudir la actuación de esta mujer de 61 años que cada mañana rompe el silencio sobrecogedor de una ciudad confinada.
Comentario: Belkys Rodríguez Blanco
Fotos: Milenio, Homo Velamine, El Español, El Norte de Castilla y Laura Negro
Me llamo Belkys Rodríguez Blanco. Sí, un nombre muy parecido al de la reina de Saba, pero soy periodista. Me gradué en la Universidad de La Habana, en la era de la máquina de escribir alemana. Como el sentido común manda, me he reinventado en este fascinante mundo digital.
Escribo desde los once años y ahora soy una cuentacuentos que a veces se dedica al periodismo y, otras, a la literatura. Nací en Cuba, luego emigré a Islandia y ahora vivo en Gran Canaria. Estoy casada con un andaluz y tengo un hijo cubano-islandés. Me encantan los animales, la naturaleza y viajar. En resumen, soy una trotamundos que va contando historias entre islas.