Asiria Álvarez es fotógrafa y diseñadora gráfica. Una chica normal y corriente que vive y se ha criado en barrios de toda la vida, como ella misma se define. Asiria nos cuenta que viene de familia numerosa y que su madre, que ha trabajado incansablemente para darle la mejor vida posible a sus hijas, lo único que le ha pedido siempre es que estudiara. Y así lo hizo. Comenzó estudiando Historia, carrera que no terminó pero que le sirvió para tener una buena base política con la que entender su entorno desde una perspectiva más crítica. Allí empezó a interesarse por la lucha de la clase obrera, por la ecología o por el feminismo, movimiento que impregna gran parte de su fotografía.
Fue en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Gran Canaria, cuando estudiaba Diseño Gráfico, donde se enamoró por completo de la fotografía. Desde entonces transita sus caminos de manera autodidacta combinándola con el cine y la cartelería. Álvarez habla sin tapujos y con delicadeza de las emociones más tristes y no duda en utilizar la ironía para denunciar los mensajes machistas que aún hoy continúan perpetuando los roles y estereotipos de género de antaño. “Mi fotografía tiene un mensaje político muy evidente. El hecho de que la estética le guste tanto a la gente creo que ayuda a que el mensaje llegue mejor”.
«Mi fotografía tiene un mensaje político muy evidente»
Si entras en sus redes sociales te das cuenta de que contar historias a través del retrato es una de sus fortalezas. Gran parte de estas imágenes son autorretratos que realiza en su casa. Algunos de ellos andan muy en la línea de la conocida fotógrafa Cindy Sherman. Álvarez se utiliza a sí misma para representar realidades de su época sobre todo los roles y estereotipos relacionados con la mujer. Trata temas diversos desde la perspectiva de las mujeres, que se han establecido por ahora como el centro de su discurso artístico.
El pasado año, durante el confinamiento por la COVID-19, mientras esperábamos con ansia en nuestras casas cualquier cosa que nos hiciera volar fuera de las cuatro paredes, Asiria publicaba una serie de imágenes en su cuenta de Instagram cuya estética recordaba inevitablemente a los carteles publicitarios de los años 50. “En la cuarentena estaba asqueada, en medio de un ERTE y sin poder hacer mucho deporte. Estaba todo el rato comiendo, viendo películas y echándome el vinito mientras hablaba con mis amigas por videollamada. Era insostenible”, explica.
Las fotografías -que hacen referencia a dos tendencias claras que se dieron en todas las casas españolas durante ese momento: comer y beber- corrieron como la pólvora por las redes sociales. “Pensé que no podía estar comiendo todo el rato por aburrimiento y luego sentirme mal porque, si comes, engordas. Y engordar, para las mujeres, es algo malo según los estándares de belleza. Todo iba en bucle en mi cabeza”.
Y, aunque la foto al principio no iba exactamente sobre eso, cuando se vio con los espagueti y toda la cara manchada de salsa, se vio reflejada. “En ese momento me machacaba mucho con el tema por todo lo que nos dicen a las mujeres hoy en día. Hacer la fotografía fue una liberación. Estábamos en un momento extraño en el que nadie sabía lo que estaba pasando ni lo que iba a pasar. No era el momento de sufrir por no trabajar todo el día, por comer o por procrastinar, sino de disfrutar lo poco que se podía”.
El papel de la mujer en las redes sociales
Asiria comenzó a retratar mujeres muy pronto. Fotografiar a la mujer, dice, “era lo fácil y lo cómodo, aunque suene un poco estereotipado”. Utilizar la belleza de lo femenino como reclamo en la publicidad y en las redes sociales es habitual, por lo que es normal acabar reproduciendo algo parecido. Sin embargo, pronto se da cuenta de que seguir la estela de quienes muestran la belleza femenina por pura estética, alimentando los mismos estereotipos contra los que lucha cada día, no era lo que quería hacer. “Fotografiar a una chica posando y siendo guapa no tenía sentido para mí. Quería contar algo más, así que empecé a hacer una biografía de mi vida y de las mujeres que estaban a mi alrededor”, confiesa.
«Quise luchar contra las imágenes perfectas de las redes sociales»
Entonces el mensaje pasó a ser lo importante. “Quise hablar de mis emociones y luchar contra las imágenes perfectas de las redes sociales. Vidas tristes y fotos bonitas”. Una forma de sacar a la luz los fantasmas que sobrevuelan las sociedades desarrolladas en las que vivimos donde todo se presupone perfecto, donde todo es susceptible de comprarse y venderse. Por eso, muchas veces acompaña las imágenes con textos que no dejan juego a la interpretación.
Habla de los roles y estereotipos de la mujer, fuera y dentro de las redes sociales, y de lo que eso conlleva. Habla del miedo, la frustración, la tristeza, la depresión o la fragilidad. Habla de inmigración, de libertad de expresión o de violencias machistas.
De violencias machistas trata precisamente una de las últimas series que ha publicado en sus redes. En ‘Hastío: asco de tío’ Asiria muestra casos reales de mujeres que sufren mainsplaining. Es decir, situaciones en las que un hombre trata de explicar a una mujer algo de forma condescendiente y paternal, dando por hecho que la mujer no lo sabe. La idea surgió de un suceso real que la propia Asiria sufrió durante una fiesta. “Dije cuál era mi director de cine favorito y un chico desconocido, con el que no había entablado ninguna conversación, vino de una manera un poco agresiva a decirme que ese no podía ser mi director favorito. Que era el típico que decían todas las mujeres y que seguro que no podía decirle ni 3 películas de él porque no tenía ni idea”, explica.
Mostrar este tipo de conversaciones protagonizadas por hombres es una tendencia actual, sobre todo en Twitter. A partir de ahí Álvarez empezó a ver que no era una cosa que le hubiera pasado solo a ella. Le pidió a dos amigas que le contaran cosas parecidas y se puso manos a la obra para intentar expresarlo en imágenes. “Pensé en hacer algo sencillo, mostrar la cara que se le queda a la chica cuando lee o escucha algo así y la conversación al lado”. Nunca se imaginó que algo tan sencillo fuera a tener tan buena acogida, pero así fue.
Asiria confiesa que, aunque no ha percibido demasiados obstáculos en su carrera por ser mujer, sí que ha pasado por algunas situaciones incómodas y violentas como fotógrafa. Por ejemplo, cuando comenzó en el mundo de la fotografía “acompañaba a un chico a hacer fotografía de boda y me dijo que tenía que trabajar en traje y tacones. Me sorprendió muchísimo porque es un trabajo en el que estás agachándote, tienes que correr porque los novios van a hacer algo importante y tienes que buscar otro ángulo. Eso no se lo hubiera exigido a ningún hombre”, confiesa.
Tristemente, Asiria nos cuenta también que ha sufrido acoso por parte de chicos que la han contratado para sesiones de fotos. “Es muy duro verte trabajando y que el chico se te lance. Estás a solas y desalada porque no sabes qué hacer”. Ya no le pasa, dice, porque sabe cuándo alguien la llama por razones que nada tienen que ver con lo profesional. Quizás por eso prefiere fotografiar mujeres, por “una razón de hastío, de incomodidad por lo que pudiera pasar”.
Compromiso social y político
La pasada semana el arte político de Asiria traspasaba las fronteras de la fotografía. La artista grancanaria recibía un galardón al Mejor Videoclip en los Premios Canarios de la Música por ‘Orgullo de Barrio’. La pieza audiovisual, que responde a la canción del mismo nombre compuesta por el rapero Alberto Gekah, nace de un proceso participativo desarrollado por el colectivo artístico PSJM. «Recorrimos el barrio de Las Rehoyas para que los vecinos nos contaran sus historias y sus recuerdos. No se trata solo de un trabajo. Hay una parte ideológica importante que habla de las raíces, de dónde vienes», cuenta.
No hay duda de que Asiria es una guerrera. La fotografía es el medio perfecto con el que puede compartir sus luchas internas, sus miedos y sus inquietudes. Y empatizar con las personas que la siguen que, al final, tienen los mismos miedos que ella misma. Una búsqueda constante para profundizar en su compromiso social y político y para transformar con su trabajo el mundo que pisa.
Si quieres leer la historia de otras mujeres fotógrafas, pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/mujeres-con-mayusculas/
Fotos: Cortesía de Asiria Álvarez / Instagram de Asiria Álvarez
Me llamo Yaiza Mederos Norro y nací en Gran Canaria en 1982, tierra donde me he criado. Aunque sé que soy de aquí y de ninguna parte, me siento isleña de corazón, quizás por eso cuando estoy lejos del mar parece que me falta algo. Las mujeres de mi familia, por las que siento un profundo respeto, han sido mi referente en la vida. He margullado toda mi vida entre palabras e imágenes, mis dos grandes pasiones. Llevo casi diez años trabajando como periodista y reportera gráfica en medios de comunicación y en agencias de publicidad. Me encanta la Naturaleza, escribir y viajar. Creo firmemente que la educación, la autocrítica y el amor son aspectos fundamentales para transformar el mundo en algo mejor.