Isabel Duque es psicóloga, sexóloga y terapeuta familiar. Después de quince años de ejercicio de su profesión, y de realizar talleres dirigidos a jóvenes, decidió utilizar las redes sociales de la Generación Z como herramienta de transformación social. A través del canal ‘La Psico Woman’, derriba mitos sobre sexualidades, sobre la juventud actual, sobre los vínculos amorosos o sobre la propia psicología desde una mirada crítica y actual. En sus vídeos integra, de forma magistral, aspectos tan diversos como el VIH, la masculinidad, la bisexualidad, los celos, el feminismo, la salud mental, el VPH, el placer en la edad adulta, el clítoris… #TodaLoca o #GeneraciónEncontrada son los hashtags que rápidamente asociamos con ella.
“La gente sigue entendiendo el sexo como coito pero la sexualidad tiene que ver con cuerpos, con orientación, con identidad, con expresión, con intimidad, con emociones, con placer, con consentimiento y deseo, con autoconcepto, con diversidad…”, explica. Un pensamiento que nos viene del tipo de sexo que consumimos y del tipo de sexualidad que nos han enseñado. Y era algo que quería cambiar. Esa fue una de las razones por las que creó el proyecto, que se complementa con un blog en el que comparte materiales informativos sobre los temas que trata.
«la sexualidad tiene que ver con cuerpos, con orientación, con identidad, con consentimiento y deseo, con diversidad…»
La idea, explica, era «crear contenido sobre todo aquello que ojalá me hubieran contado cuando tenía 15 años para no aprenderlo a base de sufrimiento». Así que empezó a trabajar a partir de la (des)información, dirigida especialmente a los y las jóvenes, generada en la red “sin una perspectiva de género, sin una mirada crítica hacia la sexología y la psicología” para hacer contrainformación. Un arduo trabajo que solo podía tener la difusión suficiente usando las herramientas y los códigos propios de la juventud. Hoy cuenta con más de 18 mil suscriptores en su canal de YouTube y con casi 50 mil seguidores en Instagram.
¿Qué has descubierto en este camino como la Psico Woman?
Cuando decidí dar el salto a las redes sociales y crear contenido en YouTube lo primero que me impactó fue lo difícil que es hacer un vídeo corto, atractivo, con toda la información trasladada de forma crítica. Un vídeo de 3 minutos no lo puede hacer cualquiera. Cada vídeo tiene que ir con un proceso de guion, de información contrastada. Cuando te colocas desde la psicología crítica o la sexología crítica y feminista tienes que pensar cómo con tan pocas palabras puedes poner atención a todo lo que quieres.
Hace 7 años tenía Facebook y no lo utilizaba mucho. Tenía una mirada muy tecnofóbica, en la línea de mi generación, hacia las formas de uso que se hacían de las redes sociales. Quitarme todos esos prejuicios y utilizar las herramientas de la juventud para trasladar los mensajes que me interesan me ha permitido conocer a todas las personas que utilizan los espacios digitales como espacios de transformación social. Ver lo importante que es hacer el cambio también desde ahí.
Durante todo este tiempo has dicho que te metiste en las redes sociales para hacer contrainformación. ¿Qué puede encontrar la juventud en las redes sociales?
Creo que ahora mismo, en las redes sociales, podemos encontrar todo tipo de información. También pasa que, a veces, depende del tipo de información que consumas, te va a llegar un tipo de información muy concreta. Lo que llamamos burbujas informativas. Con lo cual se produce una polarización de la sociedad. Hay personas que tienen súper claro que el sistema cisheteronormativo nos afecta a todas las áreas de nuestra vida y hay personas que no pueden escuchar ni la palabra “género”. Las redes sociales, quizás, perpetúan esto.
Hay que tener en cuenta que detrás de YouTube hay intereses políticos concretos que van a favorecer que nos aparezcan vídeos de una ideología concreta. Esto, si no lo sabes, y te metes en los vídeos más virales vas a creer que es lo que piensa la mayoría. Tik Tok, por ejemplo, tiene un algoritmo bastante clasista y capacitista. Se ha visto cómo se favorecen determinados cuerpos, a personas blancas y en lugares donde no se aprecia que existe pobreza.
La cantante Lizzo, una mujer afrodescendiente, gorda, lo denunció y tuvo mucha repercusión. Ella subía fotos suyas en bikini y Tik Tok las eliminaba. Fue un ejemplo claro de lo que hace el algoritmo con los cuerpos que no son los que consideran que tienen que verse. Si no sabemos esto, abro Tik Tok o Reels -el Tik Tok de Instagram- y me van a salir hombres y mujeres con unos cánones estéticos muy concretos. Esto repercute a la psique, al imaginario que tenemos de cómo debe ser un cuerpo.
Más allá de la desinformación y los bulos, de los contenidos inapropiados y discursos de odio, de las ciberviolencias y de encontrarnos con que no se está priorizando la tecnoética, en las redes sociales que está utilizando la juventud actual hay un mundo de posibilidades que ya me hubiera encantado disponer a su edad. En Tik Tok, por ejemplo, están apareciendo movimientos muy interesantes contra la gordofobia, el parejocentrismo, el capacitismo o contra la lgtbqia+fobia que derriban estigmas y estereotipos en clips de 15 o 30 segundos.
En tu canal hay una parte importante en la que hablas sobre sexualidades. ¿A qué hace referencia este término?
Siempre utilizo este concepto porque existe el imaginario de que la sexualidad es igual a pareja joven, blanca, hetero y sin diversidad funcional aparente. Donde, en un tipo concreto de relación sexual, el hombre cis introduce el pene dentro de la vagina de la mujer cis y se desencadenan automáticamente una gran cantidad de orgasmos en ella (en él, no sabemos por qué, no hay casi ni expresión). Este imaginario de lo que nos dicen que es el sexo es un imaginario que se ha ido trasladando a lo largo de la historia: de las pelis, los libros, las series, los realities…
También con un cuerpo determinado. Nos dicen que para que te deseen tienes que tener un cuerpo muy concreto. Es un modelo cargado de violencias implícitas a todo lo que se salga de ahí, que es todo. Y es que además es mentira. Yo llevo 15 años en la praxis sexológica y la realidad de lo que es la sexualidad no encaja con eso. Pero no nos lo cuentan.
A les profesionales de sexología hay una cosa que nos encanta decir: “Hay tantas formas de vivir y de entender el sexo o la sexualidad como personas en el mundo”. Con este concepto hago hincapié ahí.
«existe el imaginario de que la sexualidad es igual a pareja joven, blanca, hetero y sin diversidad funcional aparente»
Hace poco subiste a las redes un vídeo en el que jóvenes explican qué entienden por sexualidad y qué demandan. ¿Se habla poco con la población joven de sexualidad?
La sexualidad, sin duda, sigue siendo un tema tabú. Por un lado, estamos en un momento en el que hay un acceso al porno mainstream o comercial muy rápido y fácil. Incluso, aunque no estés buscando contenido pornográfico, te salen anuncios cargados de este tipo de porno. Un porno misógino, con prácticas que no son las que más placer dan -ni a uno ni a otro género-, con unos cuerpos irreales, photoshopeados, donde no existe un consentimiento y un deseo recíproco. Es un porno muy racista y muy lgtbiqiáfobo. Cuando hay encuentros homosexuales o lésbicos, estos no son protagonizados ni dirigidos por esta población.
Por otro lado, en nuestro país, que no es así en otros países de la UE, en ningún momento ha habido una educación sexual integral de calidad. Y, en los momentos en los que se ha intentado, ha habido muchas resistencias. En los últimos años nos estamos encontrando con un extra de resistencias. Llevo 15 años siendo formadora y hace 10 años hacía más talleres de educación sexual que ahora. Esto es bastante significativo. Tenemos muy claro que es urgente una educación sexual de calidad, por todo lo que nos muestran los estudios, las violencias sexuales… Pero hay mucho tabú y cuestiones políticas e ideológicas que se meten aquí.
«En nuestro país no ha habido una educación sexual integral de calidad»
¿Qué importancia tiene que las familias se informen y se reciclen en sus conocimientos sobre sexualidad?
Es importante que los agentes educativos nos involucremos en el desarrollo psicosexual, psicoemocional, psicoafectivo… como queramos llamarlo. Me gusta trabajar con familias y explicarles que ya están haciendo educación sexual, todo el tiempo. Somos modelos, con lo que decimos, con lo que no decimos, con cómo nos hablamos, con los mensajes sobre cómo son los hombres o cómo son las mujeres, con cómo educamos y cómo coeducamos.
Lo mejor que podemos hacer es mirar nuestra propia sexualidad, la educación que hemos tenido sesgada y cargada de mitos, de prejuicios, de estereotipos de género. Educamos a través del modelo para las criaturas que tengamos cerca, pero también para nosotros y para nosotras.
Además de los talleres -presenciales y online- y tus consultas, entrevistas a personas expertas en diferentes temáticas. ¿Qué aportan a tu trabajo estas sinergias?
Quería que el proyecto fuera un espacio colaborativo y de aprendizaje mutuo. Es muy potente dar un espacio a otros profesionales de la psicología o la sexología, o a activistas específicos. Por ejemplo, el último vídeo del canal junto a Migue, una persona activista no binaria y psicólogue de Granada. También hemos entrevistado a autores y autoras de materiales educativos en temas de sexualidades con perspectiva feminista y que atiende a la diversidad como Noemí Parra o Ignacio Pichardo.
El objetivo es enfocarlo al público joven y no tan joven, y que, a su vez, sirva para otros y otras agentes educativos, profesionales de la salud, para que sepan qué materiales existen y se pongan las pilas en el tema de acompañar la diversidad.
El colectivo LGTBIQA+ es uno de los temas que desgranas en las redes. ¿En qué situación se encuentran actualmente las personas que se salen de lo que se supone que es la norma?
El tema de la diversidad, la expresión de género, la identidad y la orientación sexoafectiva ha sido algo que ha estado presente siempre. Las personas que formamos parte del equipo Psico Woman formamos parte del colectivo y, además, somos activistas bisexuales y lesbianas. Todo el proyecto está atravesado de diversidad desde el inicio.
Dentro del colectivo hay muchas diferencias. Si hiciéramos una pirámide de visibilidad, los hombres homosexuales serían los más visibilizados. Las que han estado menos visibilizadas han sido las personas asexuales. De hecho, ha sido una pasada la cantidad de mensajes que me han llegado de personas asex contando sus experiencias de violencias cargadas de asexualfobia desde que hicimos un vídeo con la activista asex Olivia Ávila. Y eso habla de una cantidad de desconocimiento, de maltrato, de invisibilidad que hay hacia estas personas y hacia esta orientación.
A nivel general, veo una chavalería que, como tienen acceso a la información, cada vez controlan más esta temática y la viven y experimentan en sus propias identidades, en su propia expresión de género. Hay una generación que te dice “¡Oye! Existo y lo que siento es legítimo”. Por otro lado, veo a personas más adultas que andan un poco perdidas. Hay una obligación de ponernos las pilas desde el respeto y desde la humildad. A mí también me ha costado mucho cambiar mi forma de hablar para que sea lo más inclusiva posible, pero hay que hacerlo.
Como activista bisexual, en paralelo al proyecto, he hecho un proceso de descifrar mi propia bifobia interiorizada trabajando junto a otras compañeras activistas bisexuales, como Elisa Coll. Hablar con ella, escucharla, compartir violencias con ella y ver que no eran individuales, sino estructurales a las personas bisexuales… Elisa, además, acaba de sacar ‘Resistencia bisexual’, el primer libro que se publica en nuestro país sobre la bisexualidad.
Muchas veces haces referencia a la juventud como la #GeneraciónEncontrada. ¿Qué significa para ti ese concepto y por qué crees que es importante usarlo?
Este hashtag surge como respuesta a lo que me vengo encontrando en los medios, en boca de personas que trabajan con la juventud, especialistas… que empiezan a llamar a la generación actual la “generación perdida”, la “generación vacía”. No coincide nada con lo que yo veo en las aulas. Veo personas de 16 años que han aprendido a hacer muchas cosas de forma autodidacta y que hacen preguntas en los talleres con mucha reflexión detrás.
Con este hashtag recojo todas las movilizaciones que han hecho desde movimientos estudiantiles y/o personas a través de redes sociales que van en pro de la transformación social. Jóvenes que ya están creando una sociedad más sostenible, justa y equitativa pero que no vemos en la televisión.
Hay una playlist de vídeos donde entrevistamos a chicos, chicas y chiques que crean asambleas feministas en sus centros educativos. Me parecía una pasada que jóvenes de 14 o 15 años se organizaran y terminaran dando clase al profesorado sobre lo que es el feminismo interseccional. Era algo que se tenía que conocer. Lo iniciamos en 2017, cuando me enteré de que existían estas asambleas en Zaragoza. Ahora existen muchas más. Les jóvenes están transformando el mundo.
Las palabras no son baladís. Esto de “perdida” es un peso fuerte que les estamos poniendo. Yo siempre digo, cuando trabajo con familias o con profes, que tengo en la consulta gente más perdida de 40 que de 18. Tenemos que hacer mucha autocrítica y coger la responsabilidad de algo que nos atraviesa para no proyectarlo a la chavalería.
«Les jóvenes están transformando el mundo»
Hay personas que creen que hablar tanto sobre disidencias sexuales y de género hace que muchas personas, sobre todo jóvenes, se pierdan y crean que quieren algo por influencia. ¿Por qué crees que puede pasar esto?
Esto es tan falso. Formar parte de una minoría, interiorizar y vivir con el estigma… las violencias que vas a sufrir solo por ser quien eres o por lo que te gusta. A efectos de salud psicológica, emocional o incluso física, habitar una disidencia sexual es muy duro. Cuando dicen “Es que parece una moda” pienso que menuda moda más cara. Se nota que nunca han sufrido una violencia LGTBIQA+fóbica.
En el vídeo que hicimos con Migue hablamos de que esto no es una cosa nueva. Ahora se le pone nombre y se visibiliza más. Antes, bueno, te asesinaban, entre otras cosas. Esto existe desde siempre. Tenemos muchos libros, manuales y estudios antropológicos y sociológicos que te lo dicen claramente.
¿Qué papel juegan los profesionales médicos y de la salud mental en este camino hacia la normalización de la diversidad sexual y de género?
Es crucial. Tenemos unos derechos sexuales y reproductivos, que forman parte de los Derechos Humanos. Tenemos derecho a un trato sanitario de calidad, respetado, tengamos la identidad y orientación sexoafectiva que sea. En Medicina, en Enfermería, en Psicología tendría que haber una asignatura obligatoria sobre cómo la educación diferencial de género afecta a la salud. Cómo todo este sistema estructural de opresiones -ya sea por cuestión de identidad, de género, de raza, de etnia, de cuerpo no normativo o de neurodiversidad- atraviesa tu salud emocional y psicológica, que se manifiesta en tu salud física.
Cuando vives o escuchas experiencias de violencias sufridas es muy duro. Que ese profesional, que se supone que te cuida, te invisibilice o no te legitime es duro.
Isabel Duque: desmontando mitos a través de la sexología crítica
En Isa Duque desborda la pasión. La pasión por su trabajo, la pasión por comprender el mundo que la rodea, la pasión de vivirlo y la pasión de transformarlo desde el respeto y la valentía. Duque, que lleva militando en el feminismo desde hace años, asegura que La Psico Woman no podía no tener otra mirada. «Ese activismo es lo que a mí me toca y me mueve: el feminismo interseccional y que atiende a la diversidad», explica. Y es esa mirada la que atraviesa todo su proyecto de vida, profesional y personal.
A través de La Psico Woman, un proyecto autofinanciado y autogestionado, ofrece alternativas para responder a las preguntas de siempre escondidas aún con los miedos de antes. Respuestas que fomentan relaciones de buenos tratos con los demás y con nosotras mismas y que nos hacen, afortunadamente, un poco más libres.
Fotos y vídeos: Cortesía de Isabel Duque/Youtube La Psicowoman
Me llamo Yaiza Mederos Norro y nací en Gran Canaria en 1982, tierra donde me he criado. Aunque sé que soy de aquí y de ninguna parte, me siento isleña de corazón, quizás por eso cuando estoy lejos del mar parece que me falta algo. Las mujeres de mi familia, por las que siento un profundo respeto, han sido mi referente en la vida. He margullado toda mi vida entre palabras e imágenes, mis dos grandes pasiones. Llevo casi diez años trabajando como periodista y reportera gráfica en medios de comunicación y en agencias de publicidad. Me encanta la Naturaleza, escribir y viajar. Creo firmemente que la educación, la autocrítica y el amor son aspectos fundamentales para transformar el mundo en algo mejor.