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jueves, 21 noviembre 2024

Hedy Lamarr: la actriz que espió a los nazis

Antes de convertirse en actriz de Hollywood, su propia vida era ya de película. Nació en Viena, en 1914 y en la escuela sus profesores se dieron cuenta de que era una niña superdotada. Se llamaba Hedwig Eva Maria Kiesler, pero se le conoció como Hedy Lamarr. En la época de la ‘mujer florero’ ella comenzó a estudiar ingeniería, carrera que aparcó para dedicarse al arte dramático. En un artículo publicado por National Geographic aseguran que Lamarr protagonizó el primer desnudo integral de la historia del cine y tuvo que fingir un orgasmo. A esta película del director checo Gustav Machatý titulada “Éxtasis”, le colgaron el cartel de escándalo sexual y recibió un aluvión de censuras. Fue condenada por el Vaticano en el año 1932.

«protagonizó el primer desnudo integral de la historia del cine»

Me he colado de polizón en el trasatlántico Normandie. Escucho a uno de los marineros comentar que a bordo viaja una mujer famosa. Sé que se trata de Hedy. La vi en una calle de Londres con un sombrero masculino encajado hasta las cejas. Miraba nerviosa hacia todos lados como si temiera que alguien la estuviera siguiendo. Probablemente los guardaespaldas de su marido andan buscándola.

La actriz contrajo matrimonio con un magnate de la industria armamentística. Fritz Mandl se quedó prendado de la joven y los padres, ignorando la voluntad de su hija, accedieron a que la cortejara y dieron el visto bueno para la boda. He oído que el hombre sufre de unos celos enfermizos y pretende hacerse con todas las copias de la película «Éxtasis».

Hedy Lamarr: la actriz que espió a los nazis. Foto: Público

Hedwing se siente como un pájaro enjaulado. Su marido la mantiene en un puño obligándola a acompañarlo a todos los actos sociales y cenas de negocio. La hermosa mujer de lánguidos ojos y labios carnosos odia que la traten como un trofeo y que su esposo no le pierda ni pie ni pisada. Aunque ha retomado los estudios de ingeniería que abandonó para dedicarse al cine, no es feliz. Sabe que Mandl vende armas al gobierno de Mussolini.

Ella se ha convertido sin proponérselo en espía. En las reuniones a las que se ve obligada a asistir, finge indiferencia, pero su oído atento recopila información acerca de la tecnología armamentística nazi. Tengo en mi poder una carta donde Hedy le cuenta a una amiga que ha conocido a Mussolini y al mismísimo Hitler en las fiestas de postín que ofrece su marido. A pesar de ser de origen judío, ha sido nombrado por los fascistas “ario honorario”. El asco se refleja en el bello rostro de la actriz. Le da una calada al cigarrillo y se queda mirando al horizonte. El vaivén de las olas le devuelven el sosiego y la esperanza.

Hedy Lamarr: la actriz que espió a los nazis. Foto: IndieWire

El Normandie navega rumbo a Estados Unidos. Intento que Hedy no se dé cuenta de que la observo. Ahora conversa con un hombre de gafas, nariz ganchuda y labios finos. Sé que es famoso, lo he visto en la prensa. ¡Claro! Es Louis B. Mayer, el productor cinematográfico. Disimuladamente me acerco a la pareja y logro escuchar parte de la conversación. “La única condición es que te cambies el nombre para que no te asocien con la película «Éxtasis”, le pide el hombre mientras se acomoda las gafas.

Ella sonríe pícaramente y asiente con la cabeza. Evidentemente es una propuesta de trabajo que acepta encantada. Hedwig Eva Maria Kiesler acaba de convertirse en Hedy Lamarr, a modo de homenaje a la actriz de cine mudo Bárbara La Marr. El océano Atlántico se convierte así en testigo del regreso a la gran pantalla de una mujer que ya había roto los moldes de una época. La Metro-Goldwyn-Mayer la ha contratado antes de pisar tierra firme.

Hipnotizada por el magnetismo de la estrella del Hollywood de los años 30, continúo tras los pasos de Lamarr. En un periódico de la época descubro que Hedy rechazó protagonizar Casablanca y Luz de Gas, dos largometrajes que se consideran obras maestras del séptimo arte. El columnista asegura que eligió mal al aceptar el papel protagónico en una treintena de películas. “Una verdadera pena que se quedara a las puertas de interpretar a Escarlata O’ Hara en Lo que el viento se llevó”, lamenta el periodista.

Descubro otra publicación posterior y leo algo que me sorprende. La actriz tenía una faceta que se mantuvo oculta mientras fue una estrella de la Metro: era una gran inventora. Además de ofrecer sus servicios al gobierno estadounidense cuando estalla la Segunda Guerra Mundial pues disponía de información valiosa acerca del armamento del ejército alemán, Hedy descubre que las señales de radio que guiaban a los torpedos de la armada norteamericana eran muy fáciles de interceptar. “Junto a su amigo el compositor George Antheil elabora un sistema mediante el cual las señales transmitidas por radio desde un barco o un avión a un torpedo podían cambiar constantemente de frecuencia, lo que hacía que esas señales fueran impenetrables y, al mismo tiempo, mejoraba la precisión de los proyectiles”, explica el periódico El Mundo.

«su talento fue silenciado en un mundo de hombres»

Hedy Lamarr: la actriz que espió a los nazis. Foto: El Independiente

Al parecer, en el departamento de tecnología militar no valoraron en aquel momento la utilidad del invento de Hedy. Sin embargo, en el año 1962, en plena crisis de los misiles cubanos, su descubrimiento se puso en práctica y fue empleado para interceptar las comunicaciones y el control de los torpedos. Actualmente el método Lamarr se usa para los sistemas de posicionamiento por satélite, como el GPS y ha sido el precursor de la wifi. La participación de la actriz con vocación científica en estos descubrimientos permaneció oculta hasta 1990. Aunque tarde, su invento recibió el merecido reconocimiento, cuestión que ella consideró más importante que el éxito que obtuvo con sus películas, según cuenta la escritora estadounidense Marie Benedict, autora del libro “La única mujer”.

Me alegra haber viajado en el tiempo para contarles la historia de una mujer extraordinaria que murió en el año 2000 sin haber ingresado en el Salón de la Fama de los Inventores Nacionales. Este hecho tuvo lugar más de diez años después. Su talento fue silenciado en un mundo de hombres. Aunque hoy sigue siéndolo en demasiadas ocasiones, estoy segura de que el ejemplo de esta inventora, nacida a principios del siglo XX, sirve de inspiración para muchas féminas que todavía en 2020, luchan a capa y espada contra la discriminación y por la igualdad de derechos y oportunidades. Mientras Hedy desciende del Normandie, miro hacia todos lados escrutando los rostros de quienes contemplan alelados su belleza. Quiero asegurarme de que nadie truncará sus pasos hacia la libertad.

Si quieres conocer la historia de otras mujeres pioneras en su época pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/sylvia-earle-la-dama-de-las-profundidades/

Fotos: Mitrium, Público, IndieWire, El Independiente

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Me llamo Belkys Rodríguez Blanco. Sí, un nombre muy parecido al de la reina de Saba, pero soy periodista. Me gradué en la Universidad de La Habana, en la era de la máquina de escribir alemana. Como el sentido común manda, me he reinventado en este fascinante mundo digital.
Escribo desde los once años y ahora soy una cuentacuentos que a veces se dedica al periodismo y, otras, a la literatura. Nací en Cuba, luego emigré a Islandia y ahora vivo en Gran Canaria. Estoy casada con un andaluz y tengo un hijo cubano-islandés. Me encantan los animales, la naturaleza y viajar. En resumen, soy una trotamundos que va contando historias entre islas.

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