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miércoles, 15 enero 2025

Guerra en Ucrania: la doble vulnerabilidad de la mujer

Desde finales de febrero las mujeres ucranianas se han estado despidiendo de los hombres de la familia. Ellos marchan a la guerra y ellas huyen con sus hijos a lugares seguros, muy lejos de sus casas. Esa es la realidad y la cotidianidad de este país de Europa del Este. Según datos ofrecidos por el Banco Mundial, de los 44 millones de personas que viven en Ucrania, 23 son mujeres. Pero no todas escapan del conflicto bélico. Entrevistada por la BBC, la parlamentaria Kira Rudik jamás había tocado un arma, pero “está enojada” y ahora patrulla su barrio con algo “pesado y que huele a metal y aceite” entre sus manos.

Otras féminas han hecho lo mismo que Rudik. El ejército ucraniano asegura que el 15,6% de sus soldados son mujeres, una cifra que, según la BBC, se ha más que duplicado desde 2014. Personas de ambos sexos que han decidido quedarse en la zona de guerra, se juegan la vida cada día. La cifra exacta de los que han muerto en combate desde que comenzara la invasión rusa no se conoce con exactitud.

Las autoridades ucranianas afirman que se han producido más de mil muertes de civiles. Por su parte, la ONU aseveraba que, hasta el 8 de marzo, el número de muertos ascendía a 516. El último balance de esta organización elevaba a 690 los civiles muertos y 1.143 los heridos. Se estima que las cifras reales pueden ser “considerablemente mayores”.

Guerra en Ucrania: la doble vulnerabilidad de la mujer. Foto: Política Exterior

Los que no han querido o no han podido huir del horror, se han refugiado bajo tierra en sótanos y estaciones de metro de los ataques aéreos y los misiles que están arrasando las ciudades. Las imágenes hablan por sí solas: las bombas destruyen casas, hospitales y les importa un bledo los corredores humanitarios. Otros han escapado hacia la frontera y han vuelto para combatir. Entre ellos destacan muchas mujeres como Mariia Halligan que regresa a Kyiv, su ciudad natal, junto a su familia y su esposo canadiense para, según le cuenta a la CNN, “luchar contra los terroristas rusos”.

Guerra en Ucrania: la doble vulnerabilidad de la mujer

En silencio y con la vista clavada en las nubes grises que cubren el cielo en la frontera, las mujeres esperan el tren para volver a su país en guerra. Diversos pueden ser los motivos que las empujan, pero todas tienen un sentimiento en común: la resistencia contra los invasores rusos.  Tatiyana Veremychenko, de 40 años, viajó a Polonia para llevar a sus hijas a un lugar seguro. Sentarse a esperar en el país vecino no era una opción, así que regresa al este de Ucrania, cerca de la frontera con Rusia, para estar al lado de su esposo que podría unirse al ejército en cualquier momento. “Ucrania es igual de importante para los hombres y para las mujeres. Tenemos también la fuerza, la voluntad y el corazón”, afirma.

«Las mujeres que viven en el este de Ucrania, afectado por el conflicto, no se sienten seguras ni en público ni en casa»

En un artículo publicado por El Mundo, donde se habla de las mujeres más influyentes de la guerra en Ucrania, se dice que ellas, a pesar de estar muy preparadas a nivel diplomático y desde el punto de vista de la política internacional, son “las grandes ausentes” en las mesas de mediación del conflicto ruso-ucraniano. El Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (Unitar) avala esta afirmación: solo el 3% de las sanciones de paz está firmada por mujeres. O sea, una vez más se refleja la desigualdad que se vive hoy por hoy en los países europeos estén o no involucrados en un conflicto bélico.

A pesar de ello, los rostros femeninos, a través de vídeos e imágenes en sus redes sociales, se han convertido en iconos. Una de ellas es Iryna Vereshchuk, viceprimera ministra de Zelensky y ministra de los territorios temporalmente ocupados. Contraria a la política de Vladimir Putin, ha cambiado sus trajes por uniformes militares.

Graduada en el Instituto Militar Politécnico de Leopoli, Vereshchuk fue oficial del ejército durante cinco años. Ha estudiado derecho y muchos afirman que quizás “la verdadera estratega es precisamente ella”. Su figura se considera “un eje central” no solo en la fase actual del conflicto, sino también para el futuro de Ucrania. En una de sus últimas declaraciones aseveraba: “La neutralidad no nos da seguridad, queremos ser independientes y que nos devuelvan todos los territorios invadidos por los rusos”.

Guerra en Ucrania: la doble vulnerabilidad de la mujer. Kira Rudik. Foto: BBC

La guerra y los roles de mujeres y hombres

Por su parte, medios de comunicación online como Newtral, profundizan en cómo ha afectado la guerra en Ucrania a los roles de mujeres y hombres. Ya en noviembre de 2020, Amnistía Internacional (AI) publicaba un detallado informe sobre la violencia de género y sexual que sufrían las mujeres desde 2014 en el este de Ucrania, tanto por parte de las fuerzas militarizadas, como por parte de sus parejas. La directora de AI en Ucrania, Oksana Pokalchuk, declaraba: “Las mujeres que viven en el este de Ucrania, afectado por el conflicto, no se sienten seguras ni en público ni en casa”. 

El aumento de la violencia de género, por tanto, es un asunto que viene de lejos. En este informe de AI se aportan datos importantes que arrojan luz sobre esta problemática: “Las estadísticas oficiales de violencia contra la mujer, aunque incompletas, mostraron un crecimiento en los casos registrados en los últimos tres años. Por ejemplo, en 2018 se produjo un aumento del 76% en los casos notificados en la región de Donetsk,y del 158% en la región de Luhansk, en comparación con el promedio de los tres años anteriores”.

Los datos toman como referencia 2014, cuando comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania. “Un porcentaje significativo de las mujeres identificadas como afectadas por la guerra establecen la conexión entre el conflicto y la violencia que han experimentado”, señala el informe. Una encuesta realizada por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 2019, refuerza esta afirmación: “Las mujeres cuyas parejas estaban o habían estado combatiendo en el conflicto tenían más riesgo de sufrir violencia psicológica, física y sexual a manos de estas: un 79% (mujeres con parejas combatientes) frente a un 58% (mujeres sin parejas combatientes).

Guerra y violencia contra las mujeres van unidas de la mano. La una alimenta a la otra, la recrudece, y ambas se convierten en una pareja siniestra e inseparable. Las mujeres ucranianas que huyen de la guerra o se quedan para empuñar un arma son como cualquiera de nosotras: amas de casa, periodistas, ingenieras, madres, maestras, cajeras de un supermercado, acomodadoras en un teatro. Tienen sueños y aspiraciones, experimentan el dolor, la compasión, la alegría y un sinfín de emociones y sentimientos que ahora se han visto detenidos, truncados, cercenados.

Mientras el horror del conflicto bélico avanza engullendo la esperanza, hay mujeres que lloran la pérdida de sus seres queridos, que se sienten vulnerables ante abusos y violaciones, y para ellas nada volverá a ser como antes. Hay mujeres refugiadas y combatientes. Es una realidad lacerante y no podemos mirar hacia el otro lado, tenemos la obligación de mirar de frente este dantesco disparate y condenarlo hasta que nos quedemos afónicas. No debemos permitir que las voces femeninas sean silenciadas por la metralla, ni que la mujer se convierta, una vez más, en una doble víctima de una maldita guerra que ellas no provocaron.

Si quieres conocer la situación de las mujeres en otras zonas en conflicto, pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/afganistan-el-pais-mas-peligroso-para-ser-mujer/

Fotos: El Mundo/Política Exterior/CNN/BBC/El Español

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Me llamo Belkys Rodríguez Blanco. Sí, un nombre muy parecido al de la reina de Saba, pero soy periodista. Me gradué en la Universidad de La Habana, en la era de la máquina de escribir alemana. Como el sentido común manda, me he reinventado en este fascinante mundo digital.
Escribo desde los once años y ahora soy una cuentacuentos que a veces se dedica al periodismo y, otras, a la literatura. Nací en Cuba, luego emigré a Islandia y ahora vivo en Gran Canaria. Estoy casada con un andaluz y tengo un hijo cubano-islandés. Me encantan los animales, la naturaleza y viajar. En resumen, soy una trotamundos que va contando historias entre islas.

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