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jueves, 21 noviembre 2024

Frida Guerrera: jugarse la vida con las palabras

Esta es una historia extremadamente dura, pero necesita ser contada. Si no se cuenta es como si no existiese una realidad que afecta de una manera muy cruel a las mujeres mexicanas: diez de ellas son asesinadas cada día y solo un 25% de los casos son investigados como feminicidios, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

Si esta historia no se saca a la luz cada día se vuelve invisible y cae en el saco de la desidia y el olvido. Según comenta el periódico El País, los datos del Gobierno mexicano hablan de 2.384 feminicidios (desde enero hasta octubre del 2020). “Pero es mucho más alta la cifra registrada por asociaciones civiles. El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) denunciaba hasta 2.532 víctimas en agosto de 2020”, desvela este diario.

«en 2006 se transformó en Frida Guerrera, por su admiración a la pintora mexicana Frida Kahlo»

La mexicana Verónica Villalvazo, más conocida como Frida Guerrera, es periodista y conoce al dedillo esta terrible realidad. Hace unos años se convirtió en activista contra la violencia machista, una lacra que ha mordido sus propias carnes. Más que ganarse la vida con las palabras, se la juega cada día por denunciar asesinatos de mujeres y niñas, y se deja la piel intentando que quienes los cometen paguen por los brutales crímenes.

Premio Nacional Carlos Montemayor, Verónica nació el 15 de mayo de 1970, en Guadalajara, Jalisco y, según cuentan los diarios de su país, “en 2006 se transformó en Frida Guerrera, por su admiración a la pintora mexicana Frida Kahlo y por su papel aguerrido en la cobertura periodística de la lucha magisterial de Oaxaca”, ciudad de la que se considera hija adoptiva.

La autora del libro “#NiUnaMás”, se ha referido en varias ocasiones a las amenazas de muerte e insultos recibidos por su trabajo; sin embargo, el reconocimiento de familiares de jóvenes desaparecidas y asesinadas la animan a continuar cada día pisando un terreno demasiado peligroso en México.

Frida Guerrera: jugarse la vida con las palabras. Foto: El Universal

El periódico El Universal relata que Villalvazo ha reportado asesinatos de bebés y mujeres desde El blog de Frida y La columna rota. “Vestía únicamente sudadera verde, playera lila con un hada de Disney, calcetas rojas. Se encontró a un lado de dicho cuerpecito una cobija de algodón de colores, entre tres y cinco años”, así comenzaba la nota informativa que difundió la periodista al referirse al crimen de la niña que los medios habían bautizado como Calcetitas Rojas. Guadalupe Medina Pichardo fue brutalmente asesinada por su padrastro por “hacerse pipí encima y no avisar”. La encontraron en un terreno baldío en Nezahualcóyotl, en el Estado de México.

Frida Guerrera: jugarse la vida con las palabras

Frida quería ponerle un rostro al pequeño cadáver encontrado un día de marzo de 2017. Los rasgos de la niña se habían borrado prácticamente, engullidos por los moratones y la suciedad. Al cabo de dos meses, recibió un dibujo y por fin supo cómo era Guadalupe cuando aún no le habían arrebatado la inocencia.

Una historia detrás de cada vida cercenada, feminicidios que se cometen en todo el país y que ella cuenta en su blog. “Todas me duelen, pero las niñas me rompen”, ha declarado Frida Guerrera que, desde el año 2016, busca las notas periodísticas de muertes (notas rojas) para destapar crímenes. Lamenta que hasta hace muy poco tiempo los feminicidios “solo tenían espacio en los periódicos amarillistas”.

La profesional de los medios iba construyendo su propia base de datos a golpe de titular sensacionalista y buscaba a las familias. Ahora son ellas las que buscan consuelo en Frida y una respuesta para tanto dolor. Tirando de muchos hilos, encontró a Karina, la niña mixe de 13 años. Su madre, indígena de la Sierra Norte de Oaxaca, tardó más de veinte días en denunciar su desaparición porque no hablaba bien español, no sabía leer ni escribir, y tampoco la manera de poner la denuncia. La adolescente había sido violada, estrangulada y abandonada en la autopista México-Puebla. Las autoridades pensaron que era una prostituta del lugar. Frida sabía que era Karina.

Además de las amenazas, la polémica también merodea la figura de la activista. El diario El País, destaca que se le reconoce por su lucha contra la violencia machista, pero no se autoproclama feminista. La propia Frida argumenta respondiendo a los que se preguntan por qué no acudió a la manifestación del 8 de marzo de 2020, celebrada en el Zócalo: “No apoyo los niveles de violencia que manejan en algunas marchas, pero no las puedo descalificar”. A esta afirmación agrega con contundencia: “La única marcha que acompaño y ayudo a organizar es la del Día de Muertas, que busca visibilizar a las mujeres asesinadas. No hace falta quemar la ciudad. Lo que hay que hacer es gritar bien alto. Si las madres de las muertas no gritan, la justicia no llega”.

Esta es la historia de una mujer valiente que se juega la vida cada día con las palabras. El dolor de las familias que han perdido a sus mujeres y a sus niñas la muerde muy profundo en el alma, y solo se alivia cuando lo libera con su pluma y sus acciones. Innumerables amenazas penden sobre su cabeza como espada de Damocles, la misma que ella como guerrera empuña en su particular batalla para visibilizar y dar voz a aquellas que han sido silenciadas por la brutalidad.

Con el corazón en vilo espera por la próxima historia terrible que le tocará contar, sin olvidar que necesita algo más que un golpe de suerte para seguir poniendo nombre y rostro a los desalmados que se arrogan el derecho de decidir sobre la vida de una niña o una mujer.

Si quieres conocer la historia de otras mujeres que luchan contra la violencia machista, pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/marina-marroqui-se-pueden-superar-las-secuelas-de-la-violencia-de-genero/

Fotos: Mujer México/Cultura Colectiva News/El Universal/Eje 19

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Me llamo Belkys Rodríguez Blanco. Sí, un nombre muy parecido al de la reina de Saba, pero soy periodista. Me gradué en la Universidad de La Habana, en la era de la máquina de escribir alemana. Como el sentido común manda, me he reinventado en este fascinante mundo digital.
Escribo desde los once años y ahora soy una cuentacuentos que a veces se dedica al periodismo y, otras, a la literatura. Nací en Cuba, luego emigré a Islandia y ahora vivo en Gran Canaria. Estoy casada con un andaluz y tengo un hijo cubano-islandés. Me encantan los animales, la naturaleza y viajar. En resumen, soy una trotamundos que va contando historias entre islas.

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