Elízabeth Hernández Alvarado o Ela Alvarado, nombre que adoptó por culpa de las exigencias de Google cuando intentaba abrir su primer correo electrónico, es filóloga y escritora. Desde el año 1999 está vinculada al mundo de las bibliotecas. En la escritura ha encontrado el espacio que la ayuda a vivir la vida, según sus propias palabras. Pero hoy queremos hablar de su compromiso con el feminismo. Desde dentro de la biblioteca universitaria, ha trabajado duro para ayudar a crear el Espacio Violeta, un sitio que acoge estudios de género y temas relacionados con la comunidad LGTBIQ.
Ela está convencida de que “el feminismo tiene que incomodar si quiere avanzar”. Hoy nos cuenta las razones de su lucha por los derechos de la mujer.
«El feminismo tiene que incomodar si quiere avanzar»
¿Crees que hay una tendencia actual a radicalizar el feminismo?
Creo que en este momento hay un poco de todo. Me cuesta entender sobre todo a mujeres muy conocidas cuando dicen: “yo no soy feminista, yo abogo por la igualdad”. El que hagas esa afirmación significa que no tienes nada claro y que no te has informado exactamente de cuál es la definición de feminismo, porque el feminismo aboga precisamente por la igualdad. El feminismo radical es un movimiento de los años 60, sobre todo en Estados Unidos, que ha hecho unas grandísimas aportaciones al movimiento feminista y se entiende mal porque no tenemos formación.
Hay que aportar contenido a la lucha feminista y hablar con conocimiento de causa. Hablar de radicalizar a mí me sorprende si tú miras las cifras de feminicidios anuales, y si vas a América Latina ni te cuento. Me parece que estamos siendo muy poco radicales si tenemos en cuenta cuál es la realidad. El feminismo tiene que incomodar si quieres avanzar. No creo que estemos en un punto radical, sino en un punto muy visual.
Hay de todo evidentemente, pero si pones las cifras de asesinatos, del techo de cristal, los porcentajes de mujeres que logran llegar a un puesto realmente importante, entonces es para llevarnos las manos a la cabeza. Lo que me sorprende es que esta lucha no se haya radicalizado antes, que estemos a estas alturas todavía poniendo paños calientes, pero partamos de tener una formación, un conocimiento y nuestros interlocutores tienen que tenerlo, si no es así, no estamos en igualdad de condiciones.
¿Qué es el Espacio Violeta de la universidad y que se cuece allí?
Es un proyecto hijo de su tiempo, por todo lo que hablábamos del tema del feminismo. La biblioteca universitaria tiene una responsabilidad también con la sociedad, no exclusivamente con la comunidad universitaria. Es un espacio donde hemos intentado poner toda la documentación que tiene que ver con estudios de género y con la comunidad LGTBIQ. Es un lugar de encuentro, de debate, de conocimiento. El feminismo y la cuarta ola están en un momento muy interesante, pero hay que aportar contenido, espacio desde donde se trabaje con seriedad a distintos niveles y se permitan distintos acercamientos, desde la persona que nunca ha oído hablar de la “teoría queer” o del feminismo histórico en el mundo, hasta la persona que está haciendo una investigación. Es nuestra apuesta muy acertada para activar la biblioteca y la universidad como institución.
¿Crees que la igualdad de género es una utopía? ¿Qué modelos deberíamos seguir?
En este momento lo que es evidente es que no es real. Estamos en lucha por lograr la igualdad de género y hemos llegado a un punto en que la mujer ha dicho: “no”, y queremos conseguir otro modelo. ¿Cuál es? No lo sé pero yo soy partidaria de que no se puede construir una mejora sobre un sistema que está mal. Habría que empezar a hacer una valoración con sentido crítico y, a partir de ahí, ponernos a trabajar. Me encanta ese concepto de Lidia Falcón, donde plantea que tenemos que estar en la foto de poder, porque es ahí donde se hacen las leyes. Cuando ves la ley del aborto, la maternidad subrogada y ves esa foto donde hay veinticinco señores tomando decisiones, me parece que eso está mal. De raíz el sistema no funciona.
¿Hay que limpiar entonces la casa a fondo?
Tiene que haber un cambio, pero reconozcamos que no lo estamos haciendo bien. En estos momentos hay una sensibilidad, por ejemplo, el caso de La Manada. Las mujeres salen a la calle y convocan una manifestación. Yo quiero que me vean que no estoy de acuerdo con eso, porque yo también soy el sistema. Me quiero sentir representada y por tanto protegida. Tengo mis deberes con el Estado, pero también debo tener mis derechos en igualdad. Y que no nos lo den como concesiones; si se va entregando como premios políticos o intentos de convencer a un electorado eso no va a funcionar. Queremos una sociedad inclusiva, no queremos ser iguales, queremos tener derecho a ser diferentes. La sociedad avanzada lo que debería permitir es el acceso a los derechos en igualdad.
«La educación es el remedio a la violencia, sin duda alguna»
¿Es el feminismo la solución a la violencia de género? ¿Cuál es la fórmula para acabar con esta lacra social?
La solución a la violencia de género es la educación y el feminismo es parte de la educación. El considerar a la otra persona tan válida como tú, por tanto, no tienes ningún derecho a menospreciarla ni a levantarle la mano, ni a considerarla menos que tú. Tiene que haber una relación de igualdad, si no, no funciona ni una relación de pareja ni una relación profesional. La educación es el remedio a la violencia, sin duda alguna, y el feminismo es parte de la formación como personas.
Habíamos hablado ya sobre el tema de la violencia de género con el periodista y presentador Paco Luis Quintana https://www.landbactual.com/paco-luis-quintana/
¿Cuál es la causa del machismo en los adolescentes? ¿Falla el sistema educativo o la educación en casa?
Está fallando la educación en general, tanto en casa como en el sistema educativo que no es más que un reflejo de los políticos y de la forma de hacer política. La educación no parece que tenga el peso suficiente, por lo menos en este país, para estar al margen de los cambios políticos y de inestabilidades políticas. Se utiliza la educación como una bandera de quita y pon y eso no permite que un sistema evolucione y cale en la sociedad.
Creo que falta una educación en valores, al margen de tendencias políticas. Nuestros políticos deberían ser lo suficientemente maduros y me parece que eso brilla por su ausencia, como para entender que hay unos valores humanos y que debe de haber un acceso al derecho más allá de colores políticos. La educación tiene que estar por encima de eso. El ciudadano pide un cambio político y con él un cambio en el sistema educativo. La construcción de un sistema educativo tiene que ver con los valores que esa sociedad debería considerar importantes, y luego educar a nuestra juventud, a nuestra infancia en esos valores que deben ser globales y que deben estar aprobados tanto por una tendencia como por otra.
Si quieres descubrir la faceta de escritora de Ela Alvarado y su batalla personal contra el cáncer de mama, te esperamos en la próxima edición de L&B Actual.
Por: Belkys Rodríguez Blanco y Leyanes Yanes
Fotos: Nieves Delgado y de la página de Facebook de Ela Alvarado
Me llamo Belkys Rodríguez Blanco. Sí, un nombre muy parecido al de la reina de Saba, pero soy periodista. Me gradué en la Universidad de La Habana, en la era de la máquina de escribir alemana. Como el sentido común manda, me he reinventado en este fascinante mundo digital.
Escribo desde los once años y ahora soy una cuentacuentos que a veces se dedica al periodismo y, otras, a la literatura. Nací en Cuba, luego emigré a Islandia y ahora vivo en Gran Canaria. Estoy casada con un andaluz y tengo un hijo cubano-islandés. Me encantan los animales, la naturaleza y viajar. En resumen, soy una trotamundos que va contando historias entre islas.