Claudia Díaz Gronlier convierte en arte cada pieza de cerámica que crea. Es arquitecta técnica, pero como tenía un sueño desde hacía muchísimos años cuando veía trabajar en su taller a la madre de una amiga de la infancia, matriculó en la Escuela de Arte y Diseño de Gran Canaria y allí se adentró en el mundo de la cerámica artística. Ella misma confiesa que va experimentando y expresándose de una manera más libre que en su profesión técnica. El trabajo duro es la clave del aprendizaje. Saborear la libertad de expresarse con la cerámica.
«La cerámica es un mundo libre, eres tú principio y fin»
Pudiste haber escogido otra manera de expresarte artísticamente, sin embargo, tenías claro que querías convertirte en ceramista.
La artesanía en general siempre me ha atraído, pero fundamentalmente la cerámica. Cuando trabajaba en la construcción como arquitecta técnica apenas tenía tiempo para nada. Ocurrió el parón fuerte y vi mi oportunidad. Tiene que ver con mi profesión pues dentro de las artes aplicadas es un arte que permite crear en tres dimensiones. Pero, tiene muchísima libertad de creación, cosa que yo rechazaba de mi profesión.
La arquitectura técnica está muy normada, muy reglada y no tienes tanta libertad para expresarte. La cerámica es un mundo libre, eres tú principio y fin. Te expresas con toda la plasticidad que tiene el barro, la arcilla y me siento muy cómoda.
¿Con qué materiales prefieres trabajar?
La cerámica es un mundo enorme y yo estoy en fase de prueba, de investigación, de encontrarme. Estoy trabajando con todas las arcillas de baja: barro blanco, el rojo, el negro y también con arcillas de alta, incluso la porcelana. El barro rojo, por ejemplo, tiene una expresividad tremenda. Utilizo todas las arcillas porque cada una tiene su capacidad expresiva para lo que quiera conseguir. La porcelana se dice que es la arcilla más fina y también la más difícil de trabajar. Es muy bonita, una arcilla que apenas tienes que hacer nada y ella luce.
Trabajas, por ejemplo, el vitral habanero o vidriera. ¿Prefieres esta temática?
Trabajo todo lo que me venga a la cabeza. La Habana cumplía 500 años de fundada y quise hacer un pequeño homenaje a mi ciudad natal. Son reproducciones de vitrales habaneros que se ven en la parte superior de las puertas y ventanas de las casas coloniales. Se hacían con cristales de colores para tamizar esa luz del Caribe tan potente, y para que se proyectaran en el suelo con esa misma variedad de colores.
Uso una técnica árabe muy antigua que se conoce como de la cuerda seca porque tiene ese tipo de esmalte muy brillante. Cada materia prima tiene su capacidad expresiva, según lo que quieras conseguir, y uso esa técnica pues era la que más se acercaba a mi objetivo final: esos medios puntos habaneros.
¿Qué dificultades supone ser ceramista en estos tiempos?
Económicas todas. La artesanía no puede competir con el mundo de la industrialización y tanto comercio, económicamente hablando. La dedicación de horas es tremenda y realmente no cobramos las horas que echamos en hacer las piezas. Te puedes sentir satisfecha si has recuperado el coste del material. Igual estás cobrando muy poco por horas de trabajo y hay detrás todo un conocimiento, una dedicación; eso no lo vas a cobrar. Son piezas únicas que no encuentras en ningún chino, en ninguna tienda. Tiene que llegar una persona que realmente las valore, las quiera tener y pagar.
¿Si pudieras dedicarte enteramente a la cerámica dejarías tu profesión de arquitecta técnica?
No me puedo plantear la cerámica como un medio de vida porque la abandonaría. Ya tengo un medio de vida, con veinte años de experiencia detrás. En la cerámica estoy iniciando un camino. No puedo abandonar mi profesión porque tengo que comer. La cerámica me da una satisfacción personal, yo me lo paso muy bien haciendo las piezas y me tengo que acotar.
La artesanía tiene un mundo de creatividad infinito, pero no da dinero. Los artesanos que sí viven de su trabajo normalmente tienden a hacer aquello que vende, por eso siempre más o menos hay lo mismo, el souvenir. El usuario quiere ver variedad, sin embargo, no está dispuesto a pagar lo que cuesta hacer esa parte que no ve.
«La artesanía tiene un mundo de creatividad infinito, pero no da dinero»
¿Has sufrido discriminación en los sectores en los que te mueves por tu condición de mujer?
En la artesanía no porque es un camino solitario. Pero, en el mundo de la construcción pasa y mucho. Es un mundo muy masculino y más si te acercas a pie de obra. Siempre he llevado dirección facultativa y me muevo entre el estudio de arquitectura y el jefe de obra. Como arquitecta técnica superviso la ejecución de la obra y tengo que supervisar prácticamente a hombres. He tenido la suerte de tener jefes de obra sumamente respetuosos, muy profesionales y el caso contrario. Un poquito de carácter, de saber estar y entran por el aro. Por tu puesto tienes la última palabra y, aunque no les guste, tragan en seco.
A pesar de ser la arquitecta técnica, tropiezas con alguien dispuesto a no tener en cuenta lo que dices. Es duro tener que imponerse, ¿no?
Alguien decide incluso que las mujeres están para cocinar en su casa. Hasta eso me han dicho, pero a esas personas no las puedo tener en cuenta, no las puedo valorar porque alguien que te dice eso… A veces te encuentras con situaciones en que tienes que tomar una decisión pues no está el jefe de obra. Sólo está el encargado y tienes que decidir porque la obra no se para, y sí he escuchado comentarios desafortunados. No han sido los que más porque existe un respeto. Sin embargo, es un sector sumamente masculino, interviene gente de baja cualificación y es un caldo de cultivo para este tipo de experiencias.
Si te interesa el tema de la igualdad de género pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/ela-alvarado-el-feminismo-tiene-que-incomodar/
Si una chica muy joven te dice que quiere estudiar arquitectura, ¿la animarías a seguir adelante?
Por su puesto. No te vas a imponer tú misma las cadenas. Siempre digo que a la gente hay que educarla, hay que hacerle ver dónde se equivocan, pero no te puedes autocensurar bajo ningún concepto.
Desde que, siendo una niña, Claudia vio a la madre de su amiga haciendo piezas en su taller de cerámica, tuvo claro que algún día ella también se expresaría artísticamente de esa manera. Aunque ha recorrido un camino corto en este mundo ha comprobado, después de participar en varias ferias, que hay artesanos haciendo piezas de muchísima calidad, con una aportación valiosa de diseño personal en el trabajo con tejidos, marroquinería, cerámica, joyería. La libertad de creación que le ofrece la cerámica artística, la impulsa a experimentar y a contar vivencias y emociones moldeándolas con sus propias manos.
Blog de Claudia Díaz: http://mundoceramica.tecniart.com/
Por: Belkys Rodríguez Blanco
Fotos: Aportadas por Claudia Díaz