Procedimientos de exploración y diagnóstico ginecológico que salvan vidas, pero que rechazamos.
Vivimos apasionados por el cambio, o mejor aun, por la evolución. El desarrollo científico nos acerca cada vez más a objetivos impensables. La medicina es uno de esos ámbitos en los que nada es suficiente. Exigimos a la ciencia y a la investigación médica soluciones sin perjuicios sin valorar que hace apenas viente años el diagnóstico precoz de múltiples enfermedades era un sueño. Aun así nos preguntamos, por ejemplo, si ¿los procedimientos de exploración y diagnóstico ginecológico se parecen a los tiempos que vivimos? ¿Qué importancia adquiere la variante “dolor”?
Mamografía, citología, tomas de muestras de tejidos como las biopsias en vagina, cuello uterino y revestimiento del útero, exploraciones rutinarias, histerosalpingografía, tratamientos para tratar la infertilidad, entre otros; son métodos de exploración y diagnóstico ginecológico útiles pero con una connotación negativa.
¿Soluciones sin perjuicios?
La evaluación sobre los procedimientos de exploración y diagnóstico ginecológico es multifactorial. Trascienden continuamente las molestias o el dolor que producen muchos de ellos sin dudas. Para analizarlo con justicia habría que tener en cuenta la tecnología utilizada, la investigación, inversiones económicas, el poder adquisitivo de la paciente. También habría que valorar las diferencias entre la medicina publica o privatizada, la pericia técnica y profesional del personal de la salud, la predisposición personal de cada paciente; o simplemente una postura equivocada en el momento de la exploración.
Tal es el caso de la mamografía, un examen que ha representado por años una experiencia particularmente dolorosa. En el resumen del artículo especializado Dosis, compresión y «riesgo de dolor» en mamografía de Stefano Pacific se refiere a que los datos disponibles en la literatura científica “indican que un 75% de las mujeres consideran la mamografía como una experiencia dolorosa, y que están convencidas de que el dolor sea una norma más bien que una excepción”.
El artículo de Stefano Pacific repara en la importancia del éxito de las campañas de prevención y cómo la connotación negativa de un examen como la mamografía puede incidir en los resultados finales.
“Como la evaluación subjetiva de la calidad del servicio y del desempeño diagnóstico-asistencial, hasta el relato de la experiencia, están influenciados por el grado de dolor experimentado durante la prueba, y como este último es un elemento importante para el éxito de las campañas de prevención, merece la pena estudiar más atentamente los diversos factores que pueden afectar a lo que en la literatura se conoce como el «riesgo de dolor» y averiguar si es posible intervenir y, si es el caso, cómo hacerlo”.
En otro momento de este artículo Pacific, se refiere a la relación de beneficio-daño. Una norma fundamental en los estudios y procederes médicos.
Y sobre los factores de riesgo de dolor señala que los más decisivos parecen ser la expectativa de dolor y la participación activa. Seguidos por la conducta y la actitud del profesional y la sensibilidad individual.
“Es conocido que en el momento de la prueba la mujer puede estar en un particular estado biológico y psicoemocional, lo que implica un específico conjunto de predictores de riesgo de dolor muy poco modificables durante el momento de la realización de la prueba misma”. También valora la importancia de que el profesional sea capaz de evaluar un perfil de alto riesgo e implemente estrategias de información y de comunicación adecuadas.
“El factor sensibilidad se puede modular respetando el timing apropiado y, según algunos autores, reduciendo el consumo de cafeína y otros derivados de la xantina, como cacao, té y refrescos de cola, que pueden causar retención de líquidos en los tejidos, incrementando la sensibilidad de los senos, teoría que ha sido objeto de controversia”.
En el artículo especializado Dosis, compresión y «riesgo de dolor» en mamografía, publicado en marzo de 2016 en la revista Imagen diagnóstica. Stefano Pacific se refiere al hecho de que todavía no está definido cuál debería ser el valor correcto de compresión para optimizar la calidad de imagen y reducir el riesgo de dolor a pesar de que la mamografía se realiza desde hace más de 50 años.
“Pero ¿es realmente inevitable tener que aumentar los valores de compresión para obtener una imagen de calidad y reducir la dosis? Es cierto que en la mayoría de la literatura se destaca que una compresión óptima es la clave para una buena técnica mamográfica, pero «la aplicación de compresión óptima» no significa «aplicar la mayor compresión posible», como a menudo ocurre por falta de experiencia, por superficialidad, indolencia o negligencia”.
200 años y más, de espéculos
Existen otros procedimientos de exploración y diagnóstico ginecológico aun más invasivos y por supuesto necesarios que por sus características sí implican anestesia local y hasta general. No obstante para llegar a todos ellos no queda otra que recurrir al espéculo.
El espéculo fue utilizado inicialmente en la antigua Roma. El primero del mundo fue encontrado en Pompeya, debajo de las cenizas, en la casa del médico. entre varios instrumentos, estaban “dos magníficos espéculos ginecológicos y uno rectal, Se conservan actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.”
Según explica el doctor Tomas Cabacas es el primer instrumento especifico ginecológico. “Se cita en el «Corpus hippocraticum» siglo V a.C, esta descrita la utilización del espéculo en las ulceraciones de la matriz y en flujos vaginales; también su utilización en el recto. Celso (30 d.C) describe perfectamente como se utilizaba y como debiera colocarse a la mujer. Galeno 131 d.C. describe también enfermedades de la mujer y cita instrumentos para dilatar y mirar los genitales femeninos. Sorano de Efeso siglo II d.C relata como hay que calentar el espéculo, le llama «priapisco» que es el vástago que se introducía en la vagina y como había que suavizarlo con manteca y como colocar a la paciente para la exploración, cita al espéculo denominándolo la «dioptra» como lo llamaban los édicos griegos y que posteriormente reproduce este nombre los textos médicos de la escuela de Alejandría”.
Al parecer el uso del espéculo no se retomó hasta el año 1.800 por el médico y ginecólogo francés Joseph Récamier. Vero Elizondo, autora de: La historia del espéculo: origines, usos y apropiaciones asegura que; “Uno de los estudios más completo sobre los diferentes diseños del espéculo proviene de la Universidad de Illinois. Según los investigadores, sólo en el Siglo XIX se registraron 200 modelos del utensilio. Algunos con más éxito que otros son los que prevalecen hasta la actualidad”.
La medicina ha avanzado básicamente hacia la prevención de enfermedades que son curables. El espéculo es ese primer punto de partida para que un médico especialista examine con claridad posibles enfermedades. Sin embargo, se utilizan espéculos en la actualidad basados en patrones de diseño de hace 200 años, con obvias modificaciones en su forma y material de elaboración.
El valioso diagnóstico temprano
La citología vaginal o prueba de Papanicolaou es actualmente uno de los procedimientos de diagnóstico precoz más útiles. Un verdadera oportunidad para el diagnóstico temprano del cáncer cervicouterino. La organización mundial de la salud explica que “Casi todos los casos de cáncer cervicouterino (99%) están vinculados con la infección por papilomavirus humanos (VPH) de alto riesgo, que son muy comunes y se transmiten por contacto sexual. Aunque la mayoría de las infecciones con el VPH se resuelven espontáneamente y no causan síntomas, la infección persistente puede causar cáncer cervicouterino”.
La OMS informa que este tipo de cáncer ocupa el cuarto lugar entre los cánceres que afectan a las mujeres. “Se estima que en 2018, 570 000 mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de cuello uterino en todo el mundo y unas 311 000 murieron a causa de la enfermedad”.
Según la OMS los enfoques eficaces de prevención primaria, como lo es la vacunación contra el VPH. Y prevención secundaria como el tamizaje y tratamiento de lesiones precancerosas evitarán la mayor parte de los casos de cáncer cervicouterino. “Es una de las formas de cáncer que responde mejor al tratamiento, siempre y cuando se detecte a tiempo y se trate eficazmente. Los casos diagnosticados en etapas tardías también se pueden controlar con tratamiento adecuado y cuidados paliativos”.
Lo mejor de estos datos es que la OMS asegura que “la implantación de un enfoque integral para prevenir, tamizar y tratar el cáncer cervicouterino podría eliminar en una generación este problema de salud pública”.
El espéculo y su connotación negativa se interpone continuamente ante la citología vaginal o prueba de Papanicolaou. Según datos aportados por la Agencia EFE y eldiario.es “sabemos, por ejemplo, que en España, sólo la mitad de las mujeres cumple con las revisiones ginecológicas recomendadas”.
La educación sobre la salud es un fallo evidente. Los procedimientos de exploración y diagnóstico ginecológico que solemos considerar «invasivos» salvan vidas. Ignorar las rutinas de los exámenes preventivos no es sabio. Pero las brechas económicas, geopolíticas y culturales provocan un giro radical en las expectativas sobre esta enfermedad fuera de Europa. De ahí que la Organización Panamericana de la Salud, OPS publique los siguientes datos:
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En 2012, más de 83.000 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer cervicouterino y casi 36.000 fallecieron por esta enfermedad en la Región de las Américas.
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Si se mantienen las tendencias actuales, el número de muertes en las Américas aumentará en un 45% en el 2030.
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Las tasas de mortalidad son 3 veces más altas en América Latina y el Caribe que en Norteamérica, evidenciando enormes desigualdades en salud.
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El tamizaje, seguido del tratamiento de las lesiones precancerosas identificadas, es una estrategia costo-efectiva de prevención.
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La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) de mujeres adolescentes puede prevenir cerca del 70% de los casos de cáncer cervicouterino.
“La vagina, un órgano maravilloso”
Hailey Stewart,Sahana Kumar, Fran Wang y Rachel Hobartson trabajan en el diseño de nuevas alternativas. A partir de su propia experiencia y de su compromiso con el cuidado de la salud femenina comenzaron un proyecto que pretende convertir la experiencia con el espéculo en algo más sencillo, y cómodo.
“Yona es el proyecto en el que estas cuatro mujeres han empezado a trabajar, con el objetivo final de rediseñar la experiencia de la citología vaginal, centrándola en la paciente y logrando que sea un poco más agradable. Se trata de una misión muy importante, porque si lo logran, será más fácil prevenir el cáncer de cérvix”. Según freedamedia.es el primer paso será repensar el espéculo a partir del estudio de juguetes sexuales. Pretenden transformar la forma y también el material. “El nuevo espéculo, de hecho, estará hecho de silicona, más suave y fácil de manejar, y tendrá una abertura diferente a la tradicional, que hará que sea menos doloroso e intrusivo”.
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Fotografías:
helloclue.com / freedamedia.es / Blog Dr. Tomas Cabacas / Pixabay.com
Mujer, cubana y periodista. En ese orden está bien. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad de La Habana. Realizadora de audiovisuales con experiencia en Televisión. No concibo contar historias sin imágenes, así vivo, en imagen y sonido.
Emigrar hacia España, concretamente hacia Gran Canaria, ha sido un punto y aparte en mi vida profesional y personal. La experiencia vital que representa “volver a comenzar” ha reorganizado mis expectativas y mi manera de entender al periodismo. L&B Actual es un resumen de todo aquello que aprendí; y de mi constante curiosidad por el mundo en el que vivo. Este viaje es fascinante y a estas alturas yo podría ser de cualquier sitio.