Cira Rodríguez es una cuentacuentos de la interpretación musical. Está segura de que una canción es la historia de amor contada en tres minutos y lo demuestra en su espectáculo “Bolero: historia de un amor”. La inclinación por este género llegó pronto, cuando siendo una niña escuchaba canturrear a su madre. Interpreta boleros de siempre con un sello muy personal y con una voz cristalina que llega a lo más profundo de los sentidos.
Aunque nunca ha pisado las calles de La Habana, lleva en sus venas esas sonoridades de ida y vuelta, los colores, los sabores y el olor a salitre de la ciudad caribeña. La historia de Alba y Ramiro es isleña y universal porque habla de sentimientos que fluyen por las calles habaneras o las de Las Palmas de Gran Canaria, otra urbe marinera donde nació Cira y donde canta y cuenta sobre el amor, el desamor y la esperanza.
«El arte es un revulsivo social»
¿Quién descubre la voz de Cira Rodríguez?
La música siempre ha formado parte de mi vida, pero es cierto que la música en el plano vocal estaba más latente y fue, paso a paso, cuando realmente me abrí a esa faceta y a mostrar mi voz. Fue un autodescubrimiento y un redescubrimiento de esa parte tan íntima que yo tenía dentro.
¿Cuál es la esencia de tu proyecto “Bolero: historia de un amor”?
Es un espectáculo propio al cual le tengo muchísimo cariño porque es mi criatura. Se trata de un relato en el que dos personajes, Alba y Ramiro, transitan por las calles de La Habana y es todo un aflorar de sentimientos. Por eso digo que el bolero es una historia de amor contada en tres minutos, porque en esos tres minutos van pasando por diferentes emociones como el desamor, el desengaño, la ilusión y la esperanza, y ahí están condensadas todas las emociones.
¿Por qué La Habana?
No he estado allí, pero por el hermanamiento que existe entre Canarias y Cuba y, sobre todo, esas sonoridades de ida y vuelta que nos traen otros sabores y otros colores; las flores, el humo de los habanos y el sabor de los mojitos es algo que está incluido en este espectáculo.
¿Crees que hay un punto donde la literatura y el mundo de la interpretación confluyen?
Efectivamente, la literatura, la música, la interpretación, sobre todo la fusión de las artes la vemos en diferentes géneros como pueden ser el teatro musical, la ópera. En este sentido, creo que aglutinan muchísimas disciplinas diversas y por eso da una mayor diversidad, variedad y mayor complejidad, y es una expresión más completa de todo el sentimiento artístico.
¿Por qué sientes esa especial inclinación por los boleros y por el mundo de los musicales?
Por el bolero porque desde pequeñita mi madre nos cantaba boleros mientras estaba haciendo las tareas del hogar y la escuchábamos canturreando. El bolero es una música atemporal, soporta grandes modificaciones gracias a su carácter versátil; como intérprete puedes cambiar la melodía, el tempo, el carácter, y mantiene su esencia.
En el caso del musical, por ese componente escénico tan importante a la hora de poner de manera interpretativa una historia, contarla de otra manera, a través de la música y a través de la interpretación escénica.
¿De qué manera combinas tu actividad como cantante, docente y gestora de proyectos artísticos?
Con organización. Me gusta mucho aprender y por eso está ahí mi inquietud en mi personalidad y, sobre todo, uno de mis tips es tener tres libretitas, tres agendas en las cuales lo anoto todo y lo voy organizando: proyectos a corto plazo, a medio plazo, largo plazo, ideas; algunas se llevan a cabo, otras no y algunas surgen como regalo.
¿Con cuál te quedarías?
Es distinto, es comparar un brazo y una pierna. Me gustan todas y yo creo que la interrelación es lo más interesante. En la parte docente, cuando incluyes en alguna cuestión la interpretación de alguna canción que de algún modo tiene que ver con la materia que se está abordando, es ese momento de sorpresa o ese clic que creo que es también importante en el aprendizaje.
En la parte de la interpretación, cuando pones los pies en el escenario, das una información más, un detalle más que hace que la audiencia se sorprenda, que no se espere lo que tú le vas a contar.
Estuviste a punto de entrar al concurso televisivo ‘La Voz’. ¿Supone esto una frustración para el artista o un estímulo para plantearse nuevas metas?
Efectivamente, me presenté al casting de ‘La Voz’. Simplemente el hecho de preparar el casting y todo el proceso, que es bastante largo, ya fue todo un reto y un aprendizaje en sí mismo. No me supuso una frustración, ni tuve una sensación ni siquiera agridulce pues todo es una cuestión de actitud, cómo recibas y abraces las diferentes situaciones de la vida.
La validación en un concurso no significa el valor artístico. Sin embargo, estos formatos sirven de empuje y una importante plataforma de difusión para los artistas emergentes. Es innegable que fue importante como proyección.
Aunque de niña seguro que soñabas con ser una princesa Disney, y de hecho has interpretado a Bella en un musical, durante el confinamiento lanzaste una idea que pretendía romper ciertos estereotipos asociados a estos personajes. Cuéntanos en qué consistió.
El estereotipo es lo que se espera de alguien, cómo se debe comportar, cómo debe ser en función de su rol. Yo quería romper, en este caso, la idea de princesa como estereotipo porque hay muchos personajes, incluso en la factoría Disney, que nos muestran otras aristas diferentes como es el caso de Esmeralda, ella es una gitana y una proscrita y lucha por los derechos de los demás.
Mulán se convierte a sí misma en una guerrera y busca su propio destino, o sea, no espera que los demás la salven y, por último, Megara es un personaje secundario dentro de la película ‘Hércules’. Ella es reticente a mostrar sus sentimientos porque pensamos que al mostrar nuestras emociones nos hacemos vulnerables. Finalmente ella abre su corazón. Es importante la gestión emocional en nuestra vida y más aún si tienes que exponer tu verdad ante un público en un escenario.
«desde el mundo del arte se puede alzar la voz para denunciar o acabar con ciertas injusticias y desigualdades»
Comentaste en una entrevista que tus referentes son mujeres con voces potentes y con un discurso social que intente transformar el mundo. ¿En qué medida puede la música lograr esas transformaciones tan necesarias?
El arte es un revulsivo social. Entre esas artistas que para mí son referentes encontramos a Beyoncé con su ‘Who run the world’; por otro lado, Rozalén en nuestra geografía española y su ‘Puerta Violeta’; también lady Gaga en su canción ‘Born this way’ que nos hace un llamamiento a la aceptación y a querernos tal y como somos.
Alicia Keys es muy importante para mí no solo como artista; es una grandísima cantante y también compositora e intérprete de piano. Ha llevado a cabo diferentes proyectos y ha abanderado diferentes causas sociales, entre ellas una que debería de haber sido menos mediática, pero fue que en un momento dado ella decidió no maquillarse para visibilizar la importancia de la imagen en la industria artística con respecto a la mujer.
Creo que es importante este aspecto de la visibilización de determinadas situaciones que ocurren y que muchas veces por desconocimiento, ignorancia no se tienen en cuenta, o se mira hacia otro lado y son las artistas las que las ponen sobre la mesa.
Has participado en galas benéficas a favor de las fundaciones Vicente Ferrer, Yrichen y Alejandro da Silva. ¿Eres una artista comprometida con causas sociales?
Pienso que cada individuo puede aportar un granito de arena a la sociedad y por poco que sea, ya ese poquito de muchos, es mucho. Por otro lado, no cabe duda que desde el mundo del arte se puede alzar la voz para denunciar o acabar con ciertas injusticias y desigualdades. Es necesario que como artistas contribuyamos a difundir un mensaje contra esas injusticias y la desigualdad.
¿Te parece lógico que un teatro esté medio vacío para cumplir con el protocolo Covid-19 y que las guaguas viajen llenas?
Estamos viviendo una situación insólita y hay unos factores que son incontrolables y también hay un margen de error. Lo que sí es cierto es que la cultura es segura y en todos los teatros y en todos los eventos culturales se han mantenido unas medidas sanitarias impecables. La cultura puede y debe continuar porque no hay ningún riesgo en el mundo cultural.
¿Qué pasaría si el mundo se quedara en silencio porque un tirano prohibiera la música?
Pues creo que, a pesar de las limitaciones, las adversidades, la censura que ha habido y que puede haber en el mundo del arte siempre se va a encontrar una rendijita por la cual afloren la música y el arte porque, a fin de cuentas, llevamos nuestra música en el latido del corazón.
Cira se autodefine como una mente inquieta y creativa. Sus andares por el mundo musical lo corroboran: toca el arpa paraguaya y el piano. Hace diez años es profe en un instituto y además forma parte del Coro de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.
En el silencio impuesto por el confinamiento, ella puso voz en su canal de YouTube a esas princesas de la factoría Disney que rompen estereotipos y reivindican el lugar que la mujer se ha ganado a pulso en la sociedad. Ella cuenta mientras canta y su relato es íntimo y al mismo tiempo universal, porque tiene que ver con los sentimientos propios y ajenos.
Si quieres conocer la historia de otra mujer del mundo de la música, pincha en este enlace: https://www.landbactual.com/rebeca-nuez-suarez-historia-de-una-virtuosa-del-violin/
Fotos: Yaiza Mederos/Jesús Terrés/Cortesía de Cira Rodríguez
Grabación: Yaiza Mederos
Montaje: Leyanes Yanes